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Salmos diarios, Ciclo I, Año Impar. Explicados
XXXIII Semana del Tiempo Ordinario
Jueves
Salmo 49
Dios salva al que cumple su voluntad . Adheridos a Cristo, podemos llegar a
ser un solo espíritu con él, y así cumplir su voluntad (Orígenes, or. 26). La voluntad
de Dios es la que Cristo enseñó y cumplió: humildad en la conducta, firmeza en la
fe, reserva en las palabras, rectitud en los hechos, misericordia en las obras, orden
en las costumbres, no hacer ofensa a nadie y saber tolerar las que se le hacen,
guardar paz con los hermanos, amar a Dios de todo corazón, amarle porque es
Padre, temerle porque es Dios; no anteponer nada a Cristo, porque tampoco él
antepuso nada a nosotros; unirse inseparablemente a su amor, abrazarse a su cruz
con fortaleza y confianza; si se ventila su nombre y honor, mostrar en las palabras
la firmeza con la que le confesamos; en los tormentos, la confianza con que
luchamos; en la muerte, la paciencia por la que somos coronados. Esto es querer
ser coherederos de Cristo, esto es cumplir el precepto de Dios, esto es cumplir la
voluntad del Padre (san Cipriano de Cartago, Tratado sobre el “Padre Nuestro”, 14
– 17).
Dios salva al que cumple su voluntad . Sí, nuestro bien mayor es la unión de
nuestra voluntad con la voluntad de nuestro Padre celestial, porque sólo así
podemos recibir en nosotros todo su amor, que nos lleva a la salvación y a la
plenitud de vida.
No dejemos de dirigir nuestra oración con frecuencia a Dios, a fin de que nos
conceda la luz y la fuerza necesarias para hacer el bien, como nos enseña el
salmista: “Muéstrame, Señor, el camino de tus leyes, y lo seguiré puntualmente;
enséñame a cumplir tu voluntad, y a guardarla de todo corazón; guíame por la
senda de tus mandatos, porque ella es mi gozo (...). Aparta mis ojos de las
vanidades, dame vida con tu palabra” (Sal 119 33-35. 37).
Busquemos la voluntad de Dios, es decir, busquemos una voluntad amiga,
benévola, que quiere nuestra realización, que desea sobre todo la libre respuesta
de amor al amor suyo, para convertirnos en instrumentos del amor divino, porque
Dios salva al que cumple su voluntad.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)