VII DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO, CICLO C

DAVID, UN HOMBRE DE PRINCIPIOS

Padre Pedrojosé Ynaraja

 

1.- Os advierto desde el principio, mis queridos jóvenes lectores, que del Rey David, figura central en la historia de Israel, solo nos es conocido documentalmente por la Biblia. No se ha encontrado ni siquiera su tumba, pese a saber que fue enterrado en el Ofel y por más que escarban por allí los arqueólogos, nada han encontrado. Excavar por esos sitios es siempre problemático. El túnel que han practicado los israelís, ofende a los palestinos que ejercen soberanía sobre la superficie superior, la explanada de las mezquitas, e irrita a los judíos ortodoxos, que dicen que no se debe molestar el descanso de los difuntos. Junto al Cenáculo hay una tumba que recibe el nombre de “tumba de David” pero que no lo es, pese a que así se la llame, prueba de ello es la poca vigilancia que la protege. Hay indicios, casi seguridades, pero que explícitamente aparezca el nombre de David en documentos, no hay rastro, ni en monedas, ni en lápidas, ni en otros soportes. Ahora bien, nadie duda de su existencia y de su complejo proceder, bueno casi siempre, malo en alguna circunstancia.

 

2.- Para comprender la escena que se explica en la lectura de hoy, es preciso recordar que David había sido huésped del legítimo rey Saúl, que por muy genuino y ungido soberano que fuese, se había apartado de los deseos de Dios y se sabía rehusado por Él. Ocultamente había sido ungido David y poco a poco los favores del Dios soberano se habían inclinado a su favor. Evidentemente, a Saúl le recomía la envidia, que llegó a ser autentico odio a muerte y, para más inri, David se había hecho íntimo amigo de Jonatán, hijo de Saúl. David no tuvo otro remedio que huir de palacio, refugiándose en el desierto y darse a la guerrilla. Vivía a salto de mata, por las laderas del desierto, próximas a las orillas del Mar Muerto. Es un paraje agreste, que da gran facilidad para ocultarse y escapar.

 

3.- Me he entretenido un poco en esta descripción, porque siempre que me desplazo por allí, me gusta indicarlo y compartirlo con mis compañeros, recordando los avatares que le tocó pasar a nuestro líder. Por cualquier wadi que cruzamos pudo estar la cueva donde se había refugiado y por cualquier pequeño llano, que muy pocos hay, pudo el Rey Saúl descansar y dormir, sin sospechar el peligro que le acechaba. La escala de valores hebrea valora las virtudes en diferente manera que la nuestra. Pero las virtudes siempre y en todo lugar, son virtudes. El fragmento del libro de Samuel que ocupa el lugar de la primera lectura de la misa de hoy se nos ofrece para que comprendamos y apreciemos una de estas. El comportamiento de David supone el ejercicio de la lealtad, virtud humana, y el respeto a la voluntad de Dios, que a Saúl había escogido y expresado, mediante la unción que había recibido del profeta Samuel.

 

4.- Deteneos, mis queridos jóvenes lectores, y meditad, mucho mejor si podéis reflexionar y discutir en grupo, el proceder de nuestro héroe. Os recuerdo que no era un superhombre, que en otro lugar la misma Escritura nos contará su debilidad respecto a Betsabé, mujer casada con Urías, a quien no tuvo inconveniente en suprimir, para poder hacer suya la esposa viuda. Que David, no lo olvidéis, era un hombre pecador como otro cualquiera, escogido predilecto, como lo somos nosotros por la Gracia recibida. Os lo advierto para que nunca os desaniméis, por muy malos que os sintáis. Que en vosotros, como en cualquier otro, siempre hay algo o mucho de bueno y sobre él podrá siempre edificarse la santidad a la que todos somos llamados.

 

5.- La segunda lectura es breve y corto será también mi comentario. Con lo del cambio climático y el respeto a la naturaleza, verdades auténticas sin discusión, lleva a algunos a identificarse de tal manera con los animales, que se creen idénticos a ellos. Admirar y respetar está muy bien, pero no hay que olvidar nuestra superioridad que, consecuentemente, proclama nuestra mayor dignidad que es motivo, no lo olvidemos, que exige superiores conductas. Por muy leal que se juzgue el proceder de un perro, nuestras normas de obrar deben ser superiores. Por mucho que se diga que el perro es el mejor amigo del hombre, cualquiera de nosotros debemos ofrecer a cualquier persona una amistad superior a la del animal y de orden preferente.

 

6.- La lectura evangélica es culminación, mejoramiento y expresión, de la diferencia que debe haber entre los hombres que se consideran simplemente hombres y el discípulo de Jesús que debe siempre recordar y saberse hijo de Dios.

 

7.- Quien quiere simplemente defenderse de intrusos, pone en su puerta un perro, nunca se le ocurrirá aposentar en el cancel de su casa a un hombre santo, mal le iría a su economía. Observad que si bien en el Vaticano existe la Guardia Suiza, el Papa personalmente tiene un hombre de su confianza, que recibe el nombre de limosnero, ocupado y responsabilizado, en cumplir lo que el Señor pide a sus escogidos.

 

8.- Acabo proponiéndoos que estudiéis y comentéis quien es el buen hombre al que me he referido, cuál es su proceder, qué bienes, qué servicios, qué ayudas, qué locales higiénicos y hospitalarios, ofrece por voluntad e iniciativa del Papa. Los medios de comunicación no nos ofrecen su fotografía. Su labor no tiene el uniforme y característico colorido del ejército helvético que vemos siempre rodea al Obispo de Roma, pero su oficio, que lo cumple, no lo dudéis, es de mucha más categoría a los ojos de Dios.

 

Si al final os he comentado la exigencia de las virtudes cristianas o sobrenaturales, no olvidéis que las humanas, de las que dio testimonio el Rey David, primera lectura, no son superfluas. Querer ser buen cristiano sin ser buen hombre, es edificar una casa sobre arena.