II Domingo de Cuaresma, Ciclo C

EL MISTERIO

Padre Pedrojosé Ynaraja

1.- El hombre de hoy, el que conserva cierta conciencia de espiritualidad, generalmente rechaza el misterio, busca explicaciones coherentes con sus concepciones científicas o seudocientíficas, de acomodaticio aburguesamiento y satisfacción gozando de propiedades y entretenimientos. Entre estos últimos se encuentra la magia. No la que es puro espectáculo recreativo, muy legítima, sino la que va recubierta de simbolismos y ocultamiento. Todo es magia, se atrevería a decir. El hombre es el ser que acepta la existencia del misterio, como resquicio que le permite entrar en comunicación con la realidad sobrenatural o divina. Admite y reconoce su valor, pese a que no sea capaz de comprenderlo.

2.- Respecto al relato del Génesis que nos ofrece la primera lectura de este domingo, los autores dicen que el texto que nos ha llegado es un “recorte y pega” de narraciones varias y anteriores, pero sin duda contiene un mensaje: entre Dios y Abraham se establece una relación de amor y un buen proyecto que le conducirá al Patriarca a vivir felizmente.

Debéis recordar, mis queridos jóvenes lectores, que en la conciencia del Abraham, no existía todavía la fe en la perpetuación individual eterna, post mortem. Él, como los demás de su tiempo, pensaba que se eternizaba mediante su semen, en su descendencia. Y le parecía suficiente. De su minúscula creencia a nuestra Fe cristiana en la resurrección, hubo y hay un gran trecho. Pero no hay que olvidar que alguna razón tenía.

3.- Vuelvo a la primera lectura. Observad que mediante gestos simbólicos que inicia Abraham al preparar los animales y la acción de Dios con apariencia de fuego devorador, que no destructor, se le ofrece una promesa que le satisface de gozo y le anima a proseguir. En la escena descubrimos, o recordamos, que la Fe judía, como la nuestra, la recibe el hombre de Dios. No como otras posturas religiosas, en las que las ideas y estructuras, son de iniciativa de una determinada persona, por perfecta y sabía que pueda ser. Sumergido en este evento de misterio, será capaz de aceptar el mensaje divino.

4.- Alocados como tantos de hoy están en intrigas políticas, armados con argumentos de poca calidad antropológica y de casi nula razón cristiana, escuchamos en la segunda lectura de hoy que Pablo dice: nosotros somos ciudadanos del Cielo, de donde esperamos un Salvador. ¿Cabe esta afirmación en tantos discursos politiqueros que se escuchan hoy? ¿qué caso hacéis de ellos? ¿Quién os merece mayor confianza?

5.- La escena que recoge el texto evangélico de la misa de hoy, la debemos aceptar, interpretar y aprender de ella, imbuidos en la atmósfera de misterio en que aparece y se desarrolla. Pese a que explícitamente no se diga, la tradición afirma que ocurrió en el Tabor. Se trata de una montañita alargada de una altura respecto a su entorno de no más de 400m. Se levanta en medio del Valle de Jezreel, muy poblada de encinas cuya variedad recoge de él su nombre científico: “Quercus ithaburensis”. (insisto en esto último, ya que observo que algunas guías llaman robles, o hasta hayas. Y remacho la afirmación diciéndoos que he regalado y tengo en casa alguna plantita, cogida la bellota y germinada, en la misma montaña). En un extremo de la cima existe hoy una basílica moderna, edificada sobre las ruinas de una iglesia de los primeros siglos. La comunidad franciscana la sirve y protege, mientras una institución, también dirigida por un fraile, que allí trata de corregir sus adicciones, cuida de jardines y caminos. Próxima a uno de estos, hay una ermita que recuerda la última conversación del Maestro en este paraje. Por entre el bosque se levanta también una iglesia ortodoxa, con el domicilio de su pope adjunto, que, según he leído, recuerda en un altar, que allí ocurrió el encuentro de Abraham con Melquisedec. Acostumbra a estar cerrada y solamente una vez tuve ocasión de entrar.

6.- Seguramente el suceso que se nos ofrece en la misa de hoy ocurrió en otoño, durante las fiestas de Sukot. No me entretengo en ello, que el comentario sería superfluo. En situación de misterio están a la expectativa Pedro, Juan y Santiago, los apóstoles más amigos del Señor. Si Jesús se había retirado al desierto sin compañía, ni nada consigo, estos han llegado a la cumbre y ni han levantado como en tales fechas es de rigor, una humilde choza. Carecen de protección climática, duermen al raso.

7.- Segunda parte. Cerca de ellos está el Maestro y se le aproximan dos grandes personajes: el caudillo Moisés y el profeta Elías. Asamblea santa ¿qué decidirán? ¿qué victoria estarán imaginando? Nada de esto. Comentan su próxima muerte. En nombre de los desconcertados y asombrados y en el suyo propio, a Pedro se le ocurre proponer levantar siquiera una cabaña. Nada de esto. Por entre una nube se oye la voz del Padre que les dice: este es mi Hijo el Escogido, escuchadle. Y nada más, es suficiente. Para nosotros, mis queridos jóvenes lectores, también lo es, no lo olvidéis. Examinaos ahora si sois fieles a la indicación de Dios.