La noche del sábado Santo

Noche de Luz

Padre Pedrojosé Ynaraja

 

1.- Noche luminosa esta. No os extrañe que así la llame. Es mucho más acertado que llamar luz negra a la de algunos tubos fluorescentes, que causan espectaculares efectos. O cristal líquido a la pantalla de tantos relojes. Son ejemplos de paradojas con las que nos expresamos. Que ni son ciertas, ni fraudulentas.

En la realidad eterna, ni habrá radiación luminosa, ni carencia de ella. Pero, analógicamente, podemos expresarnos así. Como quien mide un campo electromagnético, para tener conocimiento de una corriente eléctrica o abraza un cable protegido, con el aro de un tester, para saber el amperaje que circula. Malos ejemplos, me diréis, tal vez. Soy viejo y me han entusiasmado muchas cosas y a ellas me refiero con frecuencia. Perdonadme, si nos gusta mi proceder.

2.- El encanto de la noche es sumo. Estrellada o no, con luna que juega al escondite con las nubes, o repleta de centelleantes astros. Que forman caprichosa constelaciones, da lo mimo. Siempre la noche es bella y enigmática. Y ya que he mencionado a las constelaciones, se me ocurre una idea que os trasmito. Vosotros, mis queridos jóvenes lectores, probablemente tendréis amigos o compañeros que estos días, o siempre, habitan en países lejanos, de uno u otro hemisferio. Pues bien, hay una constelación muy curiosa, llamada Orión que se ve en el celaje por la zona ecuatorial, o al Sur, dicho de otra manera. Los del norte, como los del sur, la vemos. (por si os extraña que os la mencione, os lo voy a explicar.

3.- En mis tiempos jóvenes, cuando aprendíamos sistemas de orientación, para la noche, además de la estrella polar, se nos decía que la “espada del cinturón de Orión”, marcaba la dirección norte-sur. Después supe lo de su situación y gozamos de tal manera, que la escogimos como emblema nuestro. Recuerdo que una amiga marchó a tierras congolesas y en la primera carta que nos envió decía: esta noche he visto Orión. A la gente le sonaba a cuento chino, a nosotros, sus amigos, no. Desde entonces, siempre que la observo Orión en ella y en tantos otros misioneros o misioneras, que la pueden estar viendo. Este “jumelage”, ya lo sé, es muy inferior al que nos confiere la Fe y la Gracia, pero vosotros y yo, tenemos cinco sentidos que nos permiten percibir lo que existe fuera de nosotros y no quiero dejar de tenerlos en cuenta). Vuelvo a la sugerencia. Al salir de la celebración pascual, podríais enviar un wasap de un tenor así: acabo de celebrar la Pascua, en el cielo he visto Orión, he pensado en ti, que la puedes ver también. ¡Viva la Pascua! No sé si con vuestro móvil o celular podéis fotografiarla y no me es posible a mí ahora probarlo. El mensaje sí que lo podéis redactar y enviar.

4.- La liturgia de hoy es larga, no dura tanto como la estancia en discotecas de muchos de vuestros compañeros, no lo olvidéis, y si sois conscientes de lo que implica y la preparáis, seréis muy felices. Las liturgias del fuego están ancladas en la prehistoria. Hoy nuestra celebración las recoge y refiere a Cristo. Por si os puede ser útil, os confío que donde yo estoy, no se puede encender fuego en el exterior y, aunque lo permitieran, una gran farola impide gozar de la oscuridad.

5.- Iniciamos, pues, la liturgia en el interior. Quedamos totalmente a oscuras. Una situación semejante a la del que no tiene fe. Dura un rato. En un antiguo y digno caldero, hemos echado alcohol con sal, ahora lo encendemos. El tono cálido de la llama alegra nuestros rostros, nos miramos y sonreímos. Al no haber leña o combustible visible alguno, parece que su luz brote de la nada, o de algo incorpóreo. El Espíritu del Señor nos invade. Se mueve inquieto el fuego, como impaciente está Dios por enriquecer a los hombres de aquí y allá.

6.- Se enciende el gran cirio y se le canta un himno. En el texto se menciona a la abeja. Seguramente es el único momento de la liturgia latina que se habla de un bicho. Sinceramente os confieso que poca cera del insecto tendrá el cirio, son varias las razones. Podríais vosotros compraros decorativas velas de cera virgen, que se encuentran en el comercio y ofrecérselas en derredor, como ofrenda simbólica a Cristo. Escuchad con atención, o aburridos, como cuando uno espera turno en una fila. Se trata de pasar el rato. Cantad. Escoger con ilusión las melodías.

7.- Llega la última, la lectura este año del texto de San Lucas. Os propongo, si nunca lo habéis hecho, que en secreto, chicas y chicos, os confabuléis para que cuando en la asamblea se proclame: NO ESTÁ AQUÍ, HA RESUCITADO, iniciéis un entusiasmado aplauso, que sorprenderá a la asamblea, como sorprendió a los Apóstoles la noticia que les comunicó María, la de Mágdala, la Apóstola de los Apóstoles. Aplaudid sonoramente, especialmente vosotras, mis queridas jóvenes lectoras. Sed esta noche fieles imitadoras de quien gozó de la predilecta confianza del Señor.

(Os confío que los serios liturgistas, dicen que el aplauso no está incluido en la litúrgica latina, que solo permite expresarse con palabras arameas: amén, aleluya, hosanna… Pese a ello, en las más grandes asambleas, con el Papa o sin el Papa, la gente entusiasmada por su Fe aplaude y a nadie han excomulgado por ello. Mientras os escribo este mensaje, mis queridos jóvenes lectores, no puedo evitar el emocionado llanto, recordando y deseando que dentro de poco lo escucharé entre los míos y que un día, el del encuentro definitivo, se lo podré ofrecer al Señor)

Ojala se celebre en vuestra asamblea algún bautizo.

8.- Continúo. Escuchad atentos la invocación de los santos, podéis sugerir a quien preside, que incluya los nombres de los que vosotros apreciéis y no se nombran. Las letanías son información de que no estáis solos, una inmensidad de humanos santos y de extraterrestres ángeles, os acompañan. La misa prosigue, ofreced vuestros dones aptos para la liturgia, pan, vino, velas…para el sacerdote que os acompaña, vosotros sabréis que necesidades o gustos tiene.,. para los pobres…Ha llegado la hora de la Eucaristía. Vuestro pan y vino ofrecido a Dios-Padre, movidos por el Espíritu Santo, pidiéndole que lo acepte y convierta en su Hijo predilecto, culmina al escuchar las PALABRAS HISTÓRICAS. Imitad al buen Tomás y con fervor decidle: SEÑOR MÍO Y DIOS MÍO.

Resulta muy simpático final, acabada la liturgia, continuando el ambiente festivo de la misa, en el mismo recinto, gozar compartiendo tradicionales torrijas, huevos pascuales, de gallina o de chocolate, tradición que es oriental, figuritas de conejo, costumbre germánica o anglófila, no lo sé. Golosinas y bebidas que alegren el cuerpo. Que bien se merece la paciencia que ha tenido.