PENTECOSTÉS: EL ESPÍRITU SANTO

Padre Pedrojosé Ynaraja


1.- El periodo pascual del calendario litúrgico que se inició la noche de Pascua concluye hoy. Han sido cincuenta días de Aleluya. Si se inició con la Resurrección del Señor, acaba con la efusión masiva del Espíritu Santo. Jesús inicialmente anunció su llegada, que no sería casual, ya que dijo desde el principio que nos lo enviaría Él. Este era su explícito propósito. Expresaba también de esta manera su íntima unión entre ambos. Más tarde advirtió a los Apóstoles que convenía que llegara, y empezó a predecir qué provecho traería.

2.- Recordad, mis queridos jóvenes lectores, que en más de un encuentro con los Apóstoles, ya resucitado, les dijo: recibid el Espíritu Santo. Por lo que nos dicen los evangelistas, ellos no fueron conscientes de que algo en su interior, cambiaba. ¿qué creían ellos que era el Espíritu Santo? Es difícil suponerlo. Desde los inicios de la Tora (Pentateuco) se hablaba de Él. Decía el texto “En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas”. (Gn 1,1ss)

3.- Lo de viento de Dios, en hebreo es ruah, en griego pneuma o sophia (sabiduría) shekina (presencia inmaterial de Dios). Estas palabras, en ambas lenguas, son de género femenino. Imaginad que ideas irían sembrándose en su interior y germinarían poco a poco, expresándose de esta manera, es decir haciendo referencia a alguien cuyo vocablo denominador era de género femenino. Situándonos ahora en otro campo, recordad que la mayoría de seres vivientes, numéricamente considerados, carecen de sexo. Pensad en tantos protozoos que nos invaden por todos los lugares. La división de los unicelulares, gemación o mitosis, no implica ninguna relación sexual. Si esto ocurre así, no nos debe extrañar que al Ser Superior, Creador, Salvador y Defensor, no se le atribuya ningún sexo.

(Que llegado Dios, la Persona del Hijo, a la historia humana, y en el planeta tierra, se expresara y fuera su corporeidad masculina, no significa que la Divinidad sea sexuada, vuelvo a repetir)

(De manera semejante, que en un cierto momento, la presencia del Espíritu se presentase en forma de paloma, no implica que la que llamamos Tercera Persona, que procede del Padre y del Hijo, se empalomase. Como tampoco que el día de Pentecostés, se incendiase e inflamase físicamente su entorno, o que el vendaval que percibieron los de la comunidad que estaban reunidos en Jerusalén, tampoco quiere decir que los meteorólogos, si es que los hubo en aquel tiempo, es un decir, anotasen que en la Capital habían sufrido un fenómeno atmosférico de gran categoría).

4.- En cierto lugar del libro de los Hechos de los Apóstoles, (1, 15) se dice que la comunidad de los creyentes en el Señor era de unos 120. El día de Pentecostés, centraba la atención Santa María, la Madre del Señor, a la que acompañaban los Apóstoles, las Santas Mujeres, que durante su vida histórica habían acompañado y numerosos Discípulos. No es necesario creer que en este momento estuvieran presentes todos. Pero sí que se trataba de un encuentro numeroso y solemne. Reconozco que en la representación de Pentecostés, los artistas, generalmente, reducen los protagonistas a los Doce con Santa María en medio. Me gustó mucho una vidriera referida a Pentecostés en la catedral de Colonia, donde el autor había incluido también a las santas mujeres y a algunos de los discípulos. Si esto es cierto, también es verdad que no recuerdo ningún otro ejemplo.

5.- El momento con las muestras que nos cuenta el texto, asombraría a todos. Ciertamente que a Santa María le evocaría el inolvidable momento de Nazaret, cuando se le dijo que la sombra del Espíritu la amparaba. Se sentiría feliz de que a los que la acompañaban en aquel momento, se le otorgase también un tal gran don. Los Apóstoles descubrirían en aquel momento la gran dimensión de lo que a ellos, en “petit comité”, ya se les había dado. Las mujeres saltarían de gozo al experimentar la Gracia y los favores que en aquel momento recibían y que les recordaban el extraordinario buen estado de ánimo que la compañía del Señor, siempre las embargaba, se alegrarían sin duda de estar acompañadas de tantos amigos.

6.- María, la de Mágdala, ¡como brillaría su rostro al cruzarse su mirada con la de la Madre y cuanto se alegraría de haberla acompañado en el Calvario! ¡cómo sonreiría al encontrarse con Pedro y Juan, a los que había comunicado primero la Resurrección de aquel que hoy no estaba ausente, pero que el protagonismo se lo había cedido al Paráclito, el que recogía el testigo y empujaba a comunicar la gran noticia a tantos conciudadanos, jerosolimitanos, galileos, griegos y extranjeros, a los que ahora ella, ellas, ellos y todos los del recinto estaban llamados a imitarla!

7.- La sorpresa de los innumerables discípulos sería inmensa. No se reservaron ni la noticia, ni la experiencia. Sin que nadie llamara, abrieron puertas y ventanas y alborotaron de tal manera al pueblo, que algunos, audaz es la ignorancia, les supusieron embriaguez.

8.- Mis queridos jóvenes lectores, Pentecostés se prolonga entre nosotros. El don de lenguas, el prodigio de que tanta gente escuchara y entendiera, se nos ha otorgado, de otra manera, a nosotros también. No os lo reservéis. Nadie os preguntará de donde habéis salido y qué ambicionáis. La realidad virtual, Internet, os permite actualizar, hacer vuestro Pentecostés. No desaprovechéis la ocasión. A todo el orbe puede llegar vuestra predicación. Que nadie os preguntará la edad, o si sois diáconos, presbíteros u obispos. Tampoco interesará si sois los autores o aprovecháis el texto, la predicación, de otro para ofrecerla como un don, un regalo, una confidencia. Pentecostés debe impregnar a todos.

9.- Me fijo ahora en otro aspecto. Os decía antes que la Persona Divina del Espíritu Santo se había expresado con un vocablo femenino. Os digo que la tradición plástica cristiana la había expresado, excepto en la cultura copta y abisinia, como una persona humana joven. Tengo siempre muy presente las imágenes que he contemplado en la cartuja de Miraflores de Burgos, en la ermita de Trinité, en el Pirineo francés. O las reproducciones de lo que pintó, de acuerdo con las indicaciones de Santa Crescencia de Kaubeuren, un artista, ya que ella, según dijo la muy devota mística, tuvo el don y gracia de que se le apareciese el Espíritu Santo. Diseñó de acuerdo con sus indicaciones. Pienso también en los frescos de la iglesia de Urschalling, en Baviera (Alemania).

10.- Yo soy viejo, ya lo sabéis, y en muchas circunstancias de mi larga y rica vida espiritual´, se me han otorgado muchísimos dones. Pero es verdad también que he pasado por el deseo de ser ayudado por Dios como mi madre lo hizo durante mi infancia y después también. Algo semejante recibí de mis hermanas. No olvido tampoco los favores de algunas amigas. No me quejo, ni de mi padre, ni de mi hermano, ni de mis amigos, pero el amor femenino, desde el ángulo que sea, es peculiar. Yo renuncié, y he sido fiel, al aspecto erótico-matrimonial, pero no a los demás, de manera que en algunos momentos deseamos ser amados y ayudados por amistad femenina que no quizá no esté próxima, no me desespero. Aprecio mucho invocar a la feminidad de Dios, sin que olvide las enseñanzas y ayudas de Jesús varón, ni los poderes de Dios-Padre. Chicos y chicas, cada uno según su idiosincrasia, puede invocar a Dios-Madre si considerándolo así os satisface más.

11.- Me he dirigido a vosotros, mis queridos jóvenes lectores, en lengua castellana, podría hacerlo en alguna otra, catalán o francés un poco, pero no me aflijo. Hace pocos días abrí por puro entretenimiento el Google y encontré archivos a mi nombre en portugués, inglés o alemán. Tuve la satisfacción de que mediante Internet, se prolongaba en mí, el milagro de Pentecostés.

12.- Vosotros, si queréis, también podréis gozar satisfechos y sabréis que el Señor os ha puesto en este momento de la historia, para que seáis capaces de que propagar el Evangelio. Será redacción vuestra, y que alguien con facilidad, con simple clic, podrá traducir y recibirlo y entenderlo en su lengua, con bastante exactitud, cada vez mejor, que hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad, que diría aquel. No todos los habitantes de Jerusalén serían capaces de escuchar bien los discursos de Pedro y compañía. Tampoco olvidéis que Jesús dijo que el Enviado sería nuestro defensor, es nuestro abogado en los ámbitos celestiales, para que seamos admitidos y en los terráqueos, para que no caigamos en el error.

P.D. no tengo ninguna animadversión a las palomas. Por alrededor de mi casa encuentro torcaces y tórtolas y me alegro de verlas. Recuerdo que fueron ofrenda de Santa María en el Templo, pero, sinceramente, no me evocan nunca al Paráclito.