SOLEMNIDAD DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD
DESDE LA COMPASIÓN A SER HUMANOS.
La compasión
del Dios-Padre, ante el faraón hecho dios, entre otras razones, para mantener en esclavitud a los hebreos; es
el origen último de nuestra fe como éxodo y la encarnación en su Hijo Jesús de
Nazaret como promesa de liberación desde la compasión entrañable, para llegar a
ser humanos con los demás y profetas frente a los nuevos faraones,
“endiosados”, la corrupción, el materialismo o consumismo, el relativismo, la
violencia política y de “las redes sociales ” y en fin, el egoísmo como fuente
de todo lo anterior.
EL ESPÍRITU QUE TRASFORMA.
La fuerza
interior que nos trasforma para cambiar a otros, es el Espíritu Santo, Espíritu
del Resucitado que ya no vuelve a morir. El Espíritu Santo no tendrá que
decirnos y menos podrá cambiar nuestro corazón, si seguimos pensando y creyendo
que la resurrección de Jesús fue la reanimación de un cadáver. El Espíritu
Santo es la fuerza interior de la compasión del Padre Encarnada en Jesucristo y
puesta en nuestro interior por el Espíritu en el bautismo. “Cuando venga el
Espíritu de la verdad (que ya vino en el bautismo) nos encaminará hacia la
verdad plena (evangelio).
CREACION Y HOMBRE NUEVO.
Esta relación
de intimidad llamada Espíritu, Pablo la anunció como una “nueva creación”, un
hombre nuevo. El Espíritu es la obra de Dios en Jesucristo más extraordinaria
que la primera creación, porque ésta será la última. De esta creación nueva
Jesús es la primicia, porque todo lo que Dios hace es en Jesús quien obra y
mantiene interiormente en nosotros por la acción del Espíritu que nos trasforma
“y no solo eso o sino que además nos gloriamos de nuestras tribulaciones;
porque sabemos que la tribulación
produce la paciencia, de la paciencia sale la fe firme y de la fe firme
brota la esperanza y la esperanza no quedará defraudada, porque el amor de Dios
ha sido derramado en nuestro corazón por el don del Espíritu Santo (segunda
lectura).
En la primera
lectura al Espíritu se le llama sabiduría de Dios (en Jesucristo), antes de dar
comienzo a sus primeras obras. “Allí estaba Yo con Él; jugaba todo el tiempo en
su presencia, jugaba en la tierra que Él creó; y era feliz de hallarme entre
los hombres” (La Encarnación)
¿PORQUE SE NOS ENREDÓ LA TRINIDAD?
Cuando es
Dios que sale a nuestro encuentro, bajo el nombre de tres personas con sus
señas y sus rostros, Padre, Hijo y Espíritu Santo ¿Por qué la teología y la
catequesis hacen de común acuerdo la Trinidad tan complicada y misteriosa?
sabiendo que para la fe es un Dios, que se encuentra con nosotros en el hombre
Jesús, sin rehusar habitar como Espíritu Santo en el corazón de todos y cada
uno de los seres humanos. Así Dios es más cercano a nosotros que nuestro propio
ser, como se expresa en la eucaristía cuando nos invita: “Coman todos de Él;
beban todos de Él”. Pablo se definía como una vasija de barro que contenía un
tesoro”; así somos nosotros cuando comulgamos para quedar en comunión, es decir
con mayor libertad del egoísmo para el servicio al prójimo.
LA BENDICION DA VIDA A LA TRINIDAD
En el nombre
del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, es la bella fórmula Trinitaria,
atribuida a San Basilio y que tiene más de mil quinientos años de vida en la
tradición de la Iglesia. Con ella es persignado el cristiano cuando nace a la
vida bautismal y es despedido cuando se trasforma en resucitado como Jesús.
Recorre además muchos momentos y ocasiones diferentes de la vida. Dicha con fe
nos permite la experiencia de sentirnos por el bautismo hijos de Dios, que
vivimos juntos en Cristo, Comunidad, fortalecidos por los dones del Espíritu
que cuando se comparten se convierten en carismas para formar la comunidad,
cuerpo del Señor y templo del Espíritu Santo. Comunidad, cuerpo y templo,
incluyentes como alternativas al egoísmo de la sociedad.
Cuando una
comunidad tiene la fuerza interior de salir no solo a los hermanos de la misma
comunidad sino a otros diferentes; es porque en esa comunidad está el Espíritu.