VOCACIÓN Y LIBERTAD
Domingo
13º del Tiempo Ordinario. C
“Eliseo dio la vuelta, cogió la yunta de
bueyes y los mató, hizo fuego con los aperos, asó la carne y ofreció de comer a
su gente. Luego se levantó, marchó tras Elías y se puso a sus órdenes” (1 Re
19,21). Así se proclama en la primera lectura de la misa de hoy.
Como
se ve, Elías busca un sucesor para su misión, y Eliseo acepta la misión que se
le confía. Inmediatamente abandona su profesión de agricultor y decide seguir a
aquel profeta de fuego. Es interesante ver que no solo deja sus pertenencias
sino que las convierte en el objeto de un sacrificio que ofrece a Dios y a sus
familiares y amigos.
A
este relato de vocación responde adecuadamente el salmo responsorial: “Tengo siempre
presente al Señor, con él a mi derecha no vacilaré” (Sal 15,8). En este
contexto, son muy importantes las palabras que Pablo escribe a los Gálatas:
“Hermanos, vuestra vocación es la libertad: no una libertad para que se
aproveche el egoísmo; al contrario, sed esclavos unos de otros” (Gál 5,13).
POBREZA
Y URGENCIA
De la vocación nos habla también el evangelio
de este domingo. Jesús ha tomado ya la decisión de dirigirse a Jerusalén, donde
se ha de cumplir su misión. Mientras camina con sus apóstoles, aparecen tres
personajes que podrían haber llegado a ser discípulos suyos.
•
El primero manifiesta su voluntad de seguir al Maestro, pero Jesús le da a
conocer que él no tiene donde reclinar la cabeza. Ha de quedar claro que seguir
a Jesús no va a ser fácil. El discípulo ha de estar dispuesto a compartir no
solo la austeridad, sino también la pobreza de su Maestro.
•
El segundo es invitado por Jesús, pero le manifiesta el deseo de ir a enterrar
a su padre. El texto no dice si acababa de morir o si el hijo deseaba posponer su
respuesta a la llamada hasta que su padre hubiera muerto. Jesús le advierte
sobre la urgencia de la llamada y la disponibilidad que ha de acompañar al que
quiera seguirle.
RADICALIDAD
Y SEGUIMIENTO
Seguramente,
en las primeras comunidades cristianas era fácil identificar estas posturas y
advertencias con algunas personas concretas que, por interés o por comodidad,
habían rechazado la llamada del Señor. El relato evangélico centra nuestra
atención sobre el diálogo entre un tercer candidato y el mismo Jesús:
• “Te seguiré Señor. Pero déjame primero
despedirme de mi familia”. En Israel era
muy importante el respeto a los padres y la unión con la familia de origen.
Este candidato quiere seguir a Jesús, pero no quiere ignorar a su gente.
• “El que echa mano al arado y sigue mirando
atrás no vale para el reino de Dios”. El profeta Elías había permitido a Eliseo
ir a despedirse de su familia. Jesús pide al candidato una mayor radicalidad para seguir con verdad al Mesías.
- Señor Jesús, te damos gracias por habernos
llamado a seguirte en tu propia misión. Ayúdanos a escuchar tu voz y comprender que el
seguimiento exige una disponibilidad radical y generosa. Amén.
José-Román
Flecha Andrés