XV Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo C
Suerte que tiene uno.
Padre Pedrojosé Ynaraja
1.- Suerte es tener la Fe que tenemos los cristianos, mis
queridos jóvenes lectores, incomparablemente la mejor suerte. Es nuestra,
totalmente personal, no puro bagaje cerebral. No es preciso ser intelectual
para ser persona de Fe, ya que esta reside en Cristo, no en un libro. Y esta
misma Fe es vínculo que nos comunica con Él, que nos tiñe de Él. Si en algo,
pues, debemos sentirnos honrados es en Él y por Él. Es el mejor trofeo que
podamos exhibir.
2.- Los deportivos se refieren a una determinada época que
más o menos pronto pasa, pues, con los años se pierden facultades. Los triunfos
en oposiciones, concursos o exámenes también caducan. Se pierde la memoria, se
descubren o mejoran nuevos principios científicos, se inventan ingenios nunca
imaginados, degenera la voz, la vista que observa, o las manos que sostienen un
pincel, o teclean una composición literaria, también disminuyen. Pero Cristo
Resucitado Redentor y Salvador, no pierde facultades. Es el mismo siempre y lo
es eternamente joven. Y nosotros, incorporados a Él, gozamos de eterna
juventud. A quien os pueda decir que es campeón de lo que sea, sin quitarle
méritos, debéis recordadle que vosotros sois cristianos, trofeo este que ni se
oxida, ni se lo arrebatan a quien quiere conservarlo. Y orgullosos de su
amistad y de vuestros esfuerzos por siempre conservarla, os sentiréis felices. y sabréis que lo sois, más de lo que pensáis. Creo yo que
esto corresponde a lo que comunica el apóstol Pablo a los gálatas.
3.- El pregón de Isaías lo dedica al Israel de Dios, pero
sabemos que podemos atribuirlo a la Iglesia, Esposa Amada de Cristo. Pasamos
una temporada, lamentable temporada, en que se han descubierto numerosas
manchas en la Iglesia, que nadie quería observar, pero que existían ya hace
tiempo. El Papa ha querido efectuar una limpieza a fondo. No os asustéis por lo
que salga. Vosotros sabéis que si un tejido está sucio y lo sometemos al lavado
o a un quitamanchas, observaremos que sale un líquido sucio. En realidad el
agua o los disolventes, no hacen más que trasladar los borrones fuera y van a
parar a la cloaca. Si el tejido es bueno resiste y queda como nuevo. No tengáis
miedo, mientras en la Iglesia haya mártires, misioneros y contemplativos, el
lienzo eclesial resistirá y la iniciativa del Papa será un día elogiada, como
ocurre cuando alguien lleva a la tintorería un antiguo y valioso paño y se lo
devuelven limpio y planchado.
4.- Y para completar este mensaje de gozo de las dos
lecturas, el pasaje evangélico de la misa de este domingo nos ofrece una gozosa
experiencia de 72 discípulos del Maestro. Debéis situaros en lo fundamental que
debe ser lo que oriente vuestra vida, debéis recordar siempre que lo importante
no es ver una película, sino hacer de vuestra vida una película. Que más que
competir con vuestro tablet o teléfono inteligente,
en los mejores juegos virtuales on line, es lograr
que toda vuestra vida, con sus novedades, con sus imprevistos, con sus
dificultades, sea un ambicioso juego en el que ganéis. No olvidéis nunca que
tenéis un entrenador buenísimo que estará siempre dispuesto para ayudaros. No
hace falta que dispongáis de muchas cosas. No es preciso que tengáis el más
moderno atuendo, ni dispongáis de muchos aparatos.
5.- El Señor os invita a incorporaros a sus proyectos.
Recordad que si bien se dirigió a multitudes y les multiplicó el alimento que
precisaban, llegada la hora de su muerte, quienes le acompañaron no eran
multitud, que por otra parte le hubieran aturdido, quienes con Él estaban junto
a la cruz, eran los que le habían amado particularmente y se atrevían a
continuar amándole. Quienes se preocuparon de ofrecer decorosa sepultura y
digna mortaja, le habían tratado confidencialmente en soledad. Estoy recordando
a Nicodemo y a las santas mujeres que acompañaron junto a la cruz y sepultaron.
Marchan los 72 con poco bagaje y mucha ilusión, a cumplir con los proyectos del
Señor. Con fieles consignas que implicaban riesgos. Vuelven felices, habían
abandonado oficio y aficiones y habían sido testigos de que eran capaces de
vencer a los malignos.
6.- Os lo confío a vosotros, mis queridos jóvenes lectores,
trato de tener solamente lo preciso, lo necesario para vivir y para poder
ayudar a los demás y podría contaros la gran cantidad de experiencias gozosas
que he vivido. Mis amigos a veces, cuando se enteran de lo que me ha pasado,
accidentes por ejemplo y de que nada malo me ha ocurrido, dicen que es un
milagro. Yo creo que no hay para tanto, pero sí que os cuento que por el
entorno de mi casa hemos visto víboras y ninguna me ha mordido y que un día, al
ir a ponerme la estola para decir misa, sentí un pinchazo en el dedo anular y
al sacudir la mano, vi en el suelo un escorpión. No es que sea un animal muy
peligroso, por lo menos los de por aquí, pero duele mucho, según dicen. A mí la
experiencia me sirvió para reafirmarme en la confianza en Dios. Recordé el
fragmento evangélico de la misa de hoy, le di las gracias y contento empecé la
misa que aquel día la celebraba solo.
Temo la muerte como casi todo el mundo, pero mi confianza en
que mi nombre este inscrito en el cielo no flaquea.