DOMINGO
XVI (C) (Lucas 10, 38-42)
“Ora comáis,
ora bebáis, hacedlo todo para gloria de Dios”(1ª Cor.10,31) |
- Los comportamientos de Marta y María, junto a
las palabras de Jesús, nos sirven para clarificar, cual debe ser la verdadera
actitud del cristiano ante las realidades temporales y, en qué debe
diferenciarse el comportamiento de un cristiano, del de otra persona honrada
pero que, carece de las luces de
- Aunque,
en principio, solemos simpatizar más, con el comportamiento de Marta, conviene no
olvidar que la actitud de María, tuvo el
apoyo de Jesús.
Esto
nos lleva a concluir que, no se trata de una disyuntiva: o con Marta o con María. Se
trata más bien de saber armonizar los dos comportamientos.
- El
cristiano no puede realizar sus tareas temporales como un simple pagano
honrado. No puede perder de vista, QUIEN debe ser el principal destinatario de sus actividades.
El cristiano, - en certera expresión de San Josemaría - ha de ser, “contemplativo
en medio del mundo”. Si no
es así, su actividad carecerá de ese
valor que el Señor se compromete a pagar con el 100% x 1, y se estaría comportando, a lo más, como un
pagano honrado.
a) Una vida activa que se olvide de
la unión con Dios, es una vida
estéril que nos hace caer en, la
herejía de la acción, como la denominó
Pío XII. De cara a Dios esa conducta se parecería a la del esposo, tan absorbido
por el trabajo, que se olvidara del trato y muestras de cariño con su familia.
b)
Pero, sería igualmente reprobable, y no del agrado de Dios, una vida meramente contemplativa
y de oración, que olvidara la acción,
ese compromiso que todo cristiano tiene con las realidades temporales. Santa
Teresa comentando esta escena evangélica,
con su gracejo característico, recordaba y reivindicaba así la necesidad de la
acción: “Sin el trabajo de Marta, ¿qué
hubiera comido aquel día el Divino
Huésped?”.
-
La clave, por tanto, está en saber armonizar esas dos actitudes, acción y contemplación. O lo que es lo
mismo: ¡Vivir la unidad de vida! Porque, como decía también San Josemaría:
“O sabemos encontrar en nuestra vida ordinaria al Señor, o no lo encontraremos
nunca. (Conversaciones nº 114)
Y,
la misma idea, con la belleza propia de los poetas, la expresaba así José Mª
Pemán, uno de nuestros famosos poetas. en su obra el Divino Impaciente:
Ni
el rezo estorba al trabajo
ni el trabajo estorba al rezo,
tejiendo juncos y mimbres
se puede labrar a un
tiempo,
un cestillo para la
tierra
y un rosario para el Cielo. Guillermo Soto