DOMINGO
XVI TIEMPO ORDINARIO CICLO C
LO QUE SE LE ESPERA A LA
HOSPITALIDAD.
La hospitalidad es una
de las experiencias mas sensibles a la fe, preferida
por Lucas: Marta y María, Simón el fariseo y Zaqueo. En la hospitalidad es
donde se reconoce el sentimiento incluyente de los orientales. La Biblia agrega
una dimisión muy original, Dios es huésped para acercarse al hombre. El
antropomorfismo sirve al yahvista para enfatizar la
cercanía de Dios frente a los tres personajes Abraham dijo: “Señor, si es de tu
agrado, no pases sin detenerte con este servidor. Dando hospitalidad a los tres
peregrinos Abraham descubrió al Dios invisible que pasaba como peregrino por su
“tienda” de habitación. Recordando a Abraham el autor de la carta a los hebreos
les hacía caer en cuenta a la comunidad que pasaba por serias persecuciones:
“No se olviden de la hospitalidad; porque algunos cuando la practican sin
saberlo han hospedado a ángeles”. Lo mismo le dijo el Señor a Abraham: dentro
de un año volveré sin falta a visitarte, y verás que Sara tu mujer, te habrá
dado un hijo” (Primera lectura).
PRIMERO MARÍA Y TAMBIÉN
MARTA
En el evangelio las
mujeres se distinguían por su hospitalidad con los evangelizadores. (Hechos
16). Pero fueron Marta y María quienes con sus personales actitudes quedaron
como lección para los creyentes. El nombre de Marta en un femenino del arameo
que significa Señor, patrón; coincide con que Marta es la que organiza la casa
y dirige el recibimiento de los huéspedes. Jesús al ser invitado por estas dos
amigas invita a María, la hermana de Marta, para que en su propia casa se
siente a dialogar con él. Marta queriendo encerrar a su hermana María en su
tradicional papel de mujer responsable de los oficios caseros, le pide a Jesús
que, en lugar de estar escuchándolo, le ayude a ella: “Señor, ¿no te has dado
cuenta que mi hermana me ha dejado sola con todo el quehacer? Dile que me
ayude”. Marta parece familiar espiritual del hermano mayor en la parábola del
padre misericordioso que no acepta al hermano menor acogido por el perdón de su
padre. Hay que tener en cuenta que las actitudes de una y otra, acción y
contemplación, escucha y servicio no se contraponen como suele decirse porque
son dos aspectos inseparables para identificarse como creyente. Ambas están en
misión, pero con una visión complementaria. María no es menos activa por ser
oyente de la palabra y Marta no es menos oyente por tener cuidado de la cena
para el huésped.
PODEMOS SER MENOS
INTENSOS
Si Jesús enfatiza la
actitud de María es porque desde entonces hasta ahora es más fácil, dar que
escuchar o ser activista que creer. Así seamos “intensos” no podemos olvidar
que el punto de partida siempre debe ser “la mejor parte”, escuchar al maestro.
La advertencia del evangelio para nuestra sociedad llena de inquietudes y
prisas, angustias y desvelos es que no hemos distinguido “la mejor parte” para
recuperar o darle el sentido que se merece la vida, organizarla desde criterios
diferentes, distinguiendo lo importante de lo secundario, lo absoluto de lo
relativo; para llegar a conocer “la mejor parte”: El encuentro con la palabra
de Dios. A Jesús lo que le interesa es recuperar nuestro corazón para la
felicidad y la paz.
Pablo, en la segunda
lectura comprende el sufrimiento como lugar donde habita Jesús, Pablo hospedó a
Jesús estando en la prisión razón de su alegría y capacidad de sufrir por otros
“Me alegro de lo que su; así voy contemplando lo que Cristo debe aún padecer en
mi carne por su cuerpo que es la iglesia”. “Pues lo que era un misterio
escondido a los siglos y generaciones del pasado, nos lo revelo Dios ahora a
los creyentes. Sin Querer hacer ver cuánta gloria había estado oculta. Ahora
está Cristo, presente como huésped, y con Él, la gloria que anhelamos.
“(Segunda lectura )