Domingo XX del Tiempo Ordinario. Ciclo C

El Evangelio no es para holgazanes

Padre Pedrojosé Ynaraja

1.- El comodón no disfruta de la vida. El más confortable sillón no proporciona la felicidad de un beso, ni la satisfacción que uno siente cuando ha ayudado a alguien y le ha salvado de un mal trance.

La película más interesante que uno pueda ver, nunca superará la felicidad que proporciona la propia aventura, vivida apasionadamente.

2.- Os proponía, mis queridos jóvenes lectores, que elaboraseis un pasquín con los nombres de los héroes que habían trasmitido la historia de la salvación. Hoy os sugiero que leáis como continuación el siguiente fragmento del que se nos ofrece como segunda lectura de este domingo: “soportó la cruz, sin miedo a la ignominia y ahora está sentado a la derecha del Padre, recordad al que soporto la oposición de los pecadores…” y de idéntica manera que os decía la semana pasada, miraos detenidamente al espejo y preguntaos ¿yo hago lo mismo?

3.- La primera lectura describe un corto episodio de la vida de Jeremías. Ya lo veis, un profeta siempre incomoda a los hombres, pero nunca es abandonado por Dios. En el evangelio se nos recuerda que la vida de un amigo de Jesús no es fácil, que pasará amargos tragos cómo Él.

No os extraña, cuando un deportista recibe un trofeo y se le pregunta cómo ha logrado conseguirlo, nunca responde que le ha salido fácil. El trofeo de la Gloria, en el podio y junto al aplauso de Cristo, siempre implica entrenamiento y esfuerzos grandes.

4.- La ventaja del deporte de la santidad es que aunque la debilidad, o el desánimo, la desorientación o la misma derrota ante una tentación, por un momento, o por muchos momentos, suponga una caída, no solo es posible levantarse, sino que se recibe de Dios la misma ayuda, el perdón y la Gracia.