VIGESIMO QUINTO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO

                                    (Año Impar. Ciclo C)

Lecturas bíblicas:

Abrimos nuestra Biblia y buscamos:

a.- Am. 8,4-7: Contra los que compran por dinero al pobre.

b.- 1Tim. 2,1-8: Pedid por todos los hombres a Dios, que quiere que todos se salven.

c.- Lc.16, 1-13: El administrador infiel. Buen uso de las riquezas.

Esquema

1.- Invocación al Espíritu Santo para que sea ÉL quien ore en nosotros: Ven Espíritu Santo llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía Señor tu Espíritu. Y todas cosas serán creadas. Oh Dios que has iluminado los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo haznos dóciles a tus inspiraciones para que gustemos el bien y gocemos siempre de su consuelo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

2.- Acto Penitencial: Pedimos perdón al Señor, antes de escuchar su Palabra, de todo lo que nos ha impedido orar durante esta semana. Perdón Señor….

3.- Oración colecta: ¡Oh Dios!, que has puesto la plenitud de la ley en el amor a ti y al prójimo; concédenos cumplir tus mandamientos para llegar a así a la vida eterna. Por nuestro Señor.

4.- Lectio divina:

a.- ¿Qué dice el texto? Leemos el Evangelio del próximo domingo.

- “Había un rico que tenía un administrador a quien acusaron ante él de malgastar su hacienda…” (Lc. 16,1ss).

El evangelio tiene tres secciones: la primera tenemos la parábola del administrador infiel (vv.1-18), el buen uso de los bienes (vv.9-12) y el tema de servir a Dios y al dinero (v.13). El texto,  nos introduce en la riqueza del reino de Dios para el hombre, donde elección y perdón, se hacen una realidad dinámica en su existencia: gracia de Dios y las exigencias de las obras, el amor y el reino, vida humana convertida en don para el prójimo. Lucas, nos presenta esta parábola sobre este hombre rico, que debido a denuncias contra su administrador, le pide cuentas, de la malversación de sus bienes, quedando desde ahora sin trabajo. La pregunta del rico, viene a significar estar muy disgustado con él. El diálogo consigo mismo del administrador lo lleva a considerar la nueva situación. Luego de hacer sus consideraciones, decide perdonar a los  deudores de su señor, y así tendrá un buen trato de parte de ellos. Vemos que al administrador no tiene problemas de escrúpulos o de conciencia; todavía le queda la posibilidad de hacerse amigos, que quedarán obligados y le darán albergue; todavía es administrador, puede negociar con lo que se le ha confiado. Sólo quiere salvar su futuro, con su obra se asegura un largo porvenir, como no se conforma con poco, es atrevido en lo mucho (vv.5-7). Y el rico señor alabó la sagacidad con que actuó el administrador infiel. “Pues los hijos de este mundo son más sensatos en el trato con los suyos que los hijos de la luz” (v.8).   

- “Yo os digo haceos amigos con el dinero injusto, para que cuando llegue a faltar, os reciban en las eternas moradas” (Lc.16, 9ss)

La pregunta que podemos hacernos: ¿Quién es el que alaba al administrador infiel? Es Jesús. Su alabanza no va dirigida a la desvergüenza del administrador, sino a la sagacidad, la audacia y resolución, que con su realidad actual saca ventajas provechosas para su futuro. Es una parábola que quiere suscitar la atención, precisamente sobre el futuro. A discípulo la basta saber que el Señor viene y pedirá cuentas, que en el día a día procede con valor y resolución a fin de triunfar, el que perdona hoy a fin de asegurarse el futuro (cfr. Lc. 12,42-46). Los hijos de este mundo, como el administrador, están lejos de Dios, su objeto es el mundo y sus afanes quedan sujetos a la influencia de Satanás (cfr. Jn.12, 31).  En cambio los hijos de la luz, ven la realidad de la vida, el mundo, el hombre a la luz de Dios (cfr.Jn.12, 36; 1Jn.1,5; 8,12; Mt.17,2; 1Tes.5,5; Ef. 5,8). La queja de Jesús es porque estos hijos de la luz, en comparación con los hijos de este mundo, son perezosos, irresolutos y no invierten en la vida eterna. Los hijos de este mundo son sagaces en los negocios, en el trato con los suyos, en cambio, no son audaces en lo que se refiere al mundo futuro porque no lo reconocen. El buen discípulo se procurará con sus bienes amigos para la vida eterna, dando limosnas, haciendo el bien con ellos. Las obras de caridad intercederán por él en el momento de la muerte, haciéndolo digno de ver a Dios (cfr. Lc.12, 20.33). En definitiva se trata de ser fieles y justos, sólo así se nos confiará la salvación, sirviendo a Dios y no al dinero.  La riqueza se llama Mammon, lo que es seguro y da seguridad; los hombres piensan que el dinero les asegura la vida, pero la riqueza no cumple lo que promete. Jesús lo llama dinero injusto (cfr. Lc.12,15;16,11), porque su adquisición puede ir acompañado de injusticias (cfr. Eclo 27,2; Mt.6,24). Dios acoge a los hacen el bien en los atrios eternos (cfr.Jn.14,2). Al administrador lo que se le pide es que sea fiel, los bienes de la tierra no son todo lo que Dios nos confía, al contrario es lo poco, lo mucho en cambio, es nuestra participación en el reino de Dios, en lo que si podemos apoyarnos y confiar plenamente desde nuestra nueva condición de hijos de Dios. Los bienes no impiden la muerte, ni prolongar la vida; sólo a quien sabe administrar sus bienes se le confiará, lo poco y lo mucho, se le confiará mucho más. Dios confiará los bienes celestiales a quien sepa, en esta vida administrar sus bienes según el querer de Dios (cfr. Lc.12, 22- 25.26-31; Mt.25,31). Si sabe administrar los bienes terrenos también se le confiará los bienes futuros del cielo.

- “Ningún criado puede servir a dos señores porque aborrecerá a uno y amará al otro… No podéis servir a Dios y al dinero” (Lc.16,13).

Tanto las riquezas como Dios exigen el corazón del hombre, servicio de Dios y culto a las riquezas son incompatibles. Dios quiere ser amado sobre todas las cosas (cfr. Lc.10,27), pero la experiencia muestra que las riquezas dominan al hombre, lo que exige una firme decisión: servir a Dios o al dinero. La verdadera riqueza del hombre es Dios, esta palabra quita al hombre la bienaventuranza de poseer porque ello encierra un gran peligro de no seguir la llamada de Dios (cfr. Lc. 8,14). Los ricos deben poner su esperanza en Dios, hacer el bien y hacerse ricos en buenas obras, atesorar un buen capital, hasta lograr así la vida eterna (cfr. 1 Tim. 6,17ss).

b.-  Meditación. ¿Qué me dice?  ¿Qué palabra o hecho de este evangelio me habla al corazón? Escoge tu texto o versículo y da razón de tu elección.

- “El Señor alabó al administrador porque había obrado con sagacidad” (v.8). La sabiduría verdadera sólo la vive el hombre cuya razón y fe le hacen de guía en este mundo. Muchos bautizados, inteligentes en las cosas del mundo, pero nulos en la fe.

- “Los hijos de este mundo…que los hijos de la luz” (v.8). Para invertir en las cosas del futuro, hay que tener capital y trabajar con sagacidad esas obras de la fe, de la fidelidad, del amor al Señor Jesús.

- Otros testimonios…

c.- Oración. ¿Qué le digo al Señor Jesús a propósito de este texto? Escoge una palabra con la que inicias tu oración personal.

- “Son más sagaces que los hijos de la luz” (v.8). Señor Jesús ayúdame a poseer esa sagacidad para trabajar por tus intereses, te lo pido Señor.

- “El que es fiel…” (v.10). Señor que aprenda a ser un administrador fiel con todo lo que me has confiado, te lo pido Señor.

- “No podéis servir…” (v.13). Señor Jesús, que con corazón indiviso te pueda servir con libertad y amor, te lo pido Señor.

- Otras oraciones…

d.- Contemplación y acción. ¿A qué me compromete este evangelio?

Compromiso. Administrar bien lo confiado por el Señor.

5.- Relectura bíblica que hace S. Santa Terea de Jesús, cuánto necesitamos comprender la oración que Jesús nos enseñó: “Pues dice el buen Jesús que digamos estas palabras en que pedimos que venga en nosotros un tal reino: «Santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino». Mas mirad, hijas, qué sabiduría tan grande de nuestro Maestro. Considero yo aquí, y es bien que entendamos, qué pedimos en este reino. Mas como vio Su Majestad que no podíamos santificar ni alabar ni engrandecer ni glorificar este nombre santo del Padre Eterno conforme a lo poquito que podemos nosotros  de manera que se hiciese como es razón  si no nos proveía Su Majestad con darnos acá su reino, y así lo puso el buen Jesús lo uno cabe lo otro. Porque entendamos, hijas, esto que pedimos y lo que nos importa importunar por ello y hacer cuanto pudiéremos para contentar a quien nos lo ha de dar, os quiero decir aquí lo que yo entiendo. Si no os contentare, pensad vosotras otras consideraciones, que licencia nos dará nuestro Maestro, como en todo nos sujetemos a lo que tiene la Iglesia y así lo hago yo aquí.” (Camino de perfección 30,4).

6.- Alabanza y Adoración. Te alabamos Señor.

- Te alabamos Padre por tu Hijo, que nos enseña el camino de la vida con sabiduría, te alabamos Señor.

- Te alabamos Padre por hacernos partícipes de tu reino, y enseñarnos a administrar sus bienes, te alabamos Señor.

- Te alabamos Padre por tu fidelidad y amor, y la de tantos hermanos a favor de cada hombre y mujer necesitado, te alabamos Señor.

- Te alabamos Padre desde los enfermos, familias en dificultados, nuevos esposos y cristianos comprometidos con su fe, desde ellos y con ellos, te alabamos Señor.

- Otras alabanzas…

7.- Preces: Oramos Padre… Te rogamos óyenos.

- Te pedimos Padre por los bienes de la tierra y del cielo, que los sepamos administrarlos sabiamente, te lo pedimos Señor.

- Por la Iglesia, por el Papa Francisco que su reclamo por la paz para el mundo, sea escuchada por todas las naciones, te lo pedimos Señor.

-  Te pedimos Padre, por nuestra Patria, por cada uno de sus habitantes, para que la fe ilumine sus vidas, por las familias cristianas y oportunidades de trabajo, educación, salud para los más pobres. Te lo pedimos Señor.

- Otras preces…

8.- Padre Nuestro

9.- Abrazo de la paz

10.- Bendición final.

“Buscad leyendo y hallaréis meditando; llamad orando y abriros contemplando” (S. Juan de la Cruz).  www.carmelitasviña.cl

P. Julio González C.

Pastoral de Espiritualidad.