VIGESIMO NOVENO DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO
(Año Impar. Ciclo C)
Lecturas bíblicas:
Abrimos nuestra Biblia y buscamos:
a.- Ex. 17, 8-13: La oración de Moisés.
b.- 2Tim. 3,14; 4,2: Permanece en lo has aprendido y se te
ha confiado.
c.- Lc.18, 1-8: El juez inicuo y la viuda inoportuna.
Esquema
1.- Invocación al Espíritu Santo para que sea ÉL quien ore
en nosotros: Ven Espíritu Santo llena los corazones de
tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía Señor tu Espíritu. Y
todas cosas serán creadas. Oh Dios que has iluminado los corazones de tus
fieles con la luz del Espíritu Santo haznos dóciles a tus inspiraciones para
que gustemos el bien y gocemos siempre de su consuelo. Por Jesucristo nuestro
Señor. Amén.
2.- Acto Penitencial: Pedimos
perdón al Señor, antes de escuchar su Palabra, de todo lo que nos ha impedido
orar durante esta semana. Perdón Señor….
3.- Oración colecta: Dios todopoderoso y eterno, te pedimos
entregarnos a ti con fidelidad y servirte con sincero corazón. Por nuestro
Señor.
4.- Lectio divina:
a.- ¿Qué dice el texto? Leemos el Evangelio del próximo
domingo.
- “Les propuso una parábola para inculcarles que era
preciso orar siempre sin desfallecer” (Lc.18,1-8).
El
evangelio es toda una exhortación a orar en tiempos difíciles, concretamente en
tiempos en que reina la injusticia entre los hombres; orar para que venga el
Hijo del Hombre y la justicia de Dios. La persecución arrecia, amenaza la
tentación de la apostasía, la venida del Señor se hace esperar. Habrá que
esperar, sí, ¿pero hasta cuándo Señor? (cfr. Lc.17, 22; Ap. 6,10). Oración
constante y penitencia, son las armas del cristiano para preparase a la venida
del Señor, una vida moral intachable (cfr. 2Pe. 3,12; Hch. 3,19). Jesús enseña
a sus discípulos a orar que venga el reino de Dios, Él trae la salvación, rogar
que venga el Hijo del Hombre, aunque tarde.
El juez es impío, no posee el temor de Dios, ni tampoco respeta a la
gente, no tiene, en definitiva, buena fama (cfr. Dt. 25, 18). No se preocupa de
los pobres, tema importante en un juez, desempeña su función a su arbitrio,
como si no tuviera que rendir cuentas (cfr. Sal. 82,3ss). La viuda, sin marido,
sin protección, oprimida e inerme, le pide justicia contra su adversario, no le
pide castigo, sino que cumpla con sus obligaciones, seguramente había alguna
deuda de dinero, o el abuso de sus derechos
(cfr. Is.1,17; Sant.1,27). La mujer no deja de implorar justicia, por su causa,
con lo que se asemeja a los justos que oran por la llegada del Hijo del Hombre.
La viuda está convencida que la sentencia será a su favor, pero ¿cómo convencer
al juez? La insistencia de la viuda, la perseverancia en presentar su solicitud lleva a reflexionar al juez, no
siente compasión por ella, pensando en sí mismo, la molestia que le causan sus
visitas decide hacer le justicia hastiado de ella (v.5; Lc.11, 5-8).
“Oíd lo que dice el juez injusto; ¿no hará Dios justicia a
sus elegidos…” (Lc.18, 6ss).
La
explicación de la parábola, pone el acento en las palabras del juez y no en los
ruegos insistentes de la viuda. El núcleo de la parábola no es la perseverancia
de la viuda, sino la certeza de ser escuchados. Si el juez que era malo, por
egoísmo, para que lo deje en paz, se mueve a hacer justicia por los ruegos de
la viuda, ¿cuánto más escuchará el Señor y hará justicia de sus elegidos que
claman a ÉL día a noche? (v.7). Se resalta aquí el poder de la oración
continua, y la certeza que Dios hará justicia a los que sufren la injusticia de
los poderosos (cfr. Eclo. 35,11-24). Los elegidos de Dios, son el resto de
Israel que permaneció fiel, término con que los cristianos más tarde se
identificaron y ahora forman la Iglesia
Ella es la comunidad de los elegidos (cfr. Rom. 8,33). Dios ha demostrado su
misericordia con ellos con haberles elegido para amar en ellos la imagen de su
Hijo, el Elegido de Dios, el Ungido, porque por medio de su pasión es exaltado
a la gloria del Padre (cfr. Lc.14, 16-24; 9,35; 23,35). La oración de los
elegidos oprimidos no deja de ser escuchada Dios les hará justicia prontamente,
con una nueva presencia del Señor Jesús en la Eucaristía que implora que venga
su reino (cfr. Mc.13,20-23;1Cor.11,26). Respecto a saber, si habrá fe cuando
vuelva el Hijo del Hombre, el evangelista aconseja no dejar de orar, para no
perder la fe, para no apostatar de ella (cfr. Mt. 24, 10; 2 Tes. 2,3). Esta
tentación también acecha a los elegidos de Dios, la venida definitiva del Señor
es para salvación o para la perdición. Se hace urgente optar por el Dios de
Jesucristo, que escoge, la salvación no se obtiene sin lucha, sin el mayor
esfuerzo, sin perseverante fidelidad.
b.- Meditación. ¿Qué
me dice? ¿Qué palabra o hecho de este
evangelio me habla al corazón? Escoge tu texto o versículo y da razón de tu
elección.
-
“Había un juez que ni temía a Dios ni respetaba a los hombres.” (v.2). No
cumple con su deber. impartir justicia.
- “Había
una viuda que le dijo: Hazme justicia contra mi adversario” (v.3). Si bien el
juez no la escucha. Dios siempre escucha mi oración haga o no lo que le pido. La
mediación de otros, enseña humildad.
- “Le
voy a hacer justicia para que deje de importunarme” (v.5). La perseverancia
cosecha frutos de justicia.
- Otros testimonios…
c.- Oración. ¿Qué le digo al Señor Jesús a propósito de
este texto? Escoge una palabra con la que inicias tu oración personal.
-
“Orar sin desfallecer” (v.1). Señor Jesús, que no deje el camino de la oración
que me conduce siempre al Padre y a los hermanos, te lo pido Señor.
- “Les
hará justicia pronto” (v.8). Señor Jesús tu palabra nos juzga siempre, haz que
no la abandonemos, te lo pido Señor.
- Otras oraciones…
d.- Contemplación y acción. ¿A qué me compromete este
evangelio?
Compromiso. Orar con perseverancia.
No abandonar el camino de oración.
5.- Relectura bíblica que hace S. Teresa de Jesús nos anima
a vivir una fe dinámica y eclesial.
Teresa
de Jesús enseña que la verdadera justicia consiste en rendir a Dios cuenta de
la propia vida día a día viviendo los valores del reino de Dios la justicia, la
verdad, la paz y el amor. “Será gran cosa a la hora de la muerte ver que vamos
a ser juzgadas de quien hemos amado sobre todas las cosas” (Camino de
perfección 40, 8).
6.- Alabanza y Adoración. Te alabamos Señor.
- Te
alabamos Padre por amarnos siempre en tu Hijo, y escucharnos, te alabamos
Señor.
- Te
alabamos Padre por tu fidelidad en sostener nuestra fe, te alabamos Señor.
- Te
alabamos Padre por los que luchan por la justicia en nuestra sociedad, a favor
de viudas, huérfano y desvalidos, te alabamos Señor
- Te
alabamos desde los que esperan justicia y oportunidades, desde ellos y con
ellos te alabamos Señor.
- Otras alabanzas…
7.- Preces: Oramos Padre… Te rogamos óyenos.
- Te
pedimos Padre por el Papa y sus intenciones, te lo pedimos Señor.
- Te
pedimos Padre por todos los que suplican justicia y verdad en nuestra sociedad,
oportunidades de trabajo y salud, te lo pedimos Señor.
- Te
pedimos Padre, en este mes teresiano para que la doctrina y magisterio de
Teresa de Jesús nos ayude a perseverar en el camino de la oración que nos legó.
Te lo pedimos Señor.
- Te
pedimos Padre, por todos los enfermos que se encomiendan en nuestras oraciones,
por las familias cristianas para que perseveren en su proyecto de vida, te lo
pedimos Señor.
- Otras preces…
8.- Padre Nuestro
9.- Abrazo de la paz
10.- Bendición final.
“Buscad leyendo y hallaréis meditando; llamad orando y
abriros contemplando” (S. Juan de la Cruz). www.carmelitasviña.cl
P. Julio González C.
Pastoral de Espiritualidad.