D O M I N G O XXXI
(C) (Lucas, 19, 1-10)
Como Zaqueo, acojamos al Señor y sentiremos también, la alegría de la
salvación |
- En alguno de los Evangelios de las últimas
semanas, se subrayaba la gran dificultad de los ricos y poderosos, para acoger el
ofrecimiento salvador de Jesús.Y es que, los bienes
de este mundo, que son bienes relativos, si el hombre los convierte en
absolutos, pueden cegar y dificultar la salvación que Dios ofrece. No obstante,
la escena de hoy es, como una puerta de esperanza para los que poseen bienes de
fortuna. ¡También ellos pueden conseguir la salvación!
- Este
mensaje de esperanza viene, como consecuencia de un encuentro de Jesús con un
hombre rico, Zaqueo, cuyas riquezas, según el relato evangélico, tenían unos orígenes,
"¡más que turbios!". Era jefe de recaudadores de impuestos. Funcionario
al servicio de la explotación tributaria de Roma que, al mismo tiempo que
cobraban los impuestos, "barrían también para casa", como
reconoció el propio Zaqueo, después que Jesús le tocara el corazón.
- Zaqueo (del que Jesús sabía que era un defraudador),
se "auto-invitó", y Jesús lo recibe en su casa sin importarle
las habladurías y las críticas que podían venirle de los fariseos. Pero el
Señor ese día, por cima de los respetos humanos, estaba dispuesto a dejar las
99 ovejas, para ir en busca de la extraviada.
¡Y no se confundió el Señor! La reacción de
Zaqueo lo pone de manifiesto:
"La mitad de mis bienes se los doy a
los pobres. Y si, de alguno me he
aprovechado, le restituiré cuatro veces más".
Jesús, con sus palabras, avala la sinceridad de
aquella conversión:
- ¡Hoy ha
sido la salvación en esta casa". Y justifica aquella
visita: “Porque, el Hijo del Hombre ha venido a buscar y salvar lo que
estaba perdido".
- El Señor deja claro que, la conversión tiene
un precio.¡Y Zaqueo
lo paga!
- ¡Bonita
historia! Pero este Evangelio no puede quedarse sólo en lo anecdótico. ¡Zaqueo podemos ser cualquiera de nosotros
porque, todos nosotros necesitamos, en muchas facetas de nuestra vida, de una
auténtica conversión!
- Cualquiera de nosotros tiene necesidad de liberarse de
todo un cúmulo de "ídolos", de un montón de cosas que, en nuestra vida, pueden también estar
ocupando el lugar de Dios!
(Orgullo,
egoísmo, éxito a cualquier precio, placeres, rencores….)
- Hoy el Señor nos invita también, a ti y a mí, a bajar de nuestra particular "higuera" y que, como Zaqueo, "hagamos liquidación" de todo lo que estorba, como prueba de la sinceridad de nuestra condición de seguidor suyo, y para ello, hay que estar dispuestos a eliminar todos esos “ídolos”, incompatibles con la salvación que Cristo nos ofrece, y, como Zaqueo, ¡sin andarnos por las ramas! porque…,“Obras son amores y no buenas razones” Guillermo Soto