«globalizar la ética social»
Carta de monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de
Posadas,
para el domingo 31 durante el año Ciclo C
Como cada año nos venimos
preparando para nuestra peregrinación a Loreto. El próximo domingo 17 de
noviembre nos encontraremos en la celebración de la Misa principal a las 9,00 hs. en nuestro Santuario Diocesano. Desde el sábado 16 se
iniciará la peregrinación desde distintos lugares de la Diócesis. Muchos lo
harán caminando, en bicicletas, en colectivos desde las comunidades, o en
autos. Nos acercaremos para estar con nuestra madre de Loreto que es la Patrona
de las Misiones y protectora de las familias. Como pueblo de Dios iremos a
agradecer y a pedir. Además, con esta celebración iniciaremos el «Año Mariano» y
nuestra preparación para el Congreso Mariano Nacional que se hará en Catamarca.
El Evangelio de este domingo nos
presenta la conversión de Zaqueo (Lc 19,1-10). San
Lucas nos muestra a un publicano de nombre Zaqueo. Seguramente un hombre poco escrupuloso
en los negocios y el texto nos dice que tenía muchas riquezas y que era el jefe
de los publicanos. Zaqueo deseó la conversión y Jesús miró su corazón: «Señor,
voy a dar la mitad de mis bienes a los pobres, y si he perjudicado a alguien,
le daré cuatro veces más» (Lc 19,8). El Señor no tuvo
reparo en alojarse en su casa, comunicándole que le había llegado la Salvación.
En algunas oportunidades escuchamos
expresiones como: «Es imposible que este hombre cambie». Seguramente si
profundizamos en el fundamento de semejante afirmación podremos captar algunas
de sus razones, de su historia personal y familiar, de un pasado turbulento, la
dureza de corazón,… Sin embargo, tenemos que responder categóricamente que,
cerrar la posibilidad de cambio o conversión a una persona es un error y por
supuesto no es cristiano. Todo hombre o mujer, por más que haya cometido el
peor de los delitos o tenga los peores pecados, puede convertirse a Dios y
cambiar sus actitudes con sus hermanos y esto hasta el último minuto de su
vida.
Al comentar este relato de la
conversión de Zaqueo, no dudo en señalar la aplicación de este texto no sólo a
nuestra situación personal, sino a la necesidad de plantearnos siempre la
conversión de nuestra sociedad, de las personas y de las estructuras.
Necesitamos tener una mayor conciencia moral que apunte sobre todo a una
verdadera ética ciudadana, que desde actitudes egoístas se encamine hacia la
globalización de la solidaridad.
En Aparecida, haciendo referencia a
la globalización señalamos: «La globalización es un fenómeno complejo que posee
diversas dimensiones (económicas, políticas, culturales, comunicacionales,
etc.). Para su justa valoración, es necesaria una comprensión analítica y
diferenciada que permita detectar tanto sus aspectos positivos como negativos.
Lamentablemente, la cara más extendida y exitosa de la globalización es su
dimensión económica, que se sobrepone y condiciona las otras dimensiones de la
vida humana… Conducida por una tendencia que privilegia el lucro y estimula la competencia,
la globalización sigue una dinámica de concentración
de poder y de riquezas en manos de pocos, no solo recursos físicos y
monetarios, sino sobre todo de la información y de los recursos humanos, lo que
produce exclusión…» (DA 61-62). «Por ello frente a esta forma de globalización,
sentimos un fuerte llamado para promover una globalización diferente que esté
marcada por la solidaridad, por la justicia y por el respeto a los derechos
humanos, haciendo de América Latina el continente del amor» (DA 64)
La conversión de Zaqueo, el
publicano enriquecido injustamente, así como el mejoramiento de nuestra
conciencia social y ética ciudadana y solidaria, nos permitirán ahondar en una
inclusión social más consistente. El jefe de los publicanos, Zaqueo, percibió
que la salvación llegaba convirtiéndose a Dios y tratando de reparar sus
pecados, sobre todo percibió la mirada misericordiosa de Jesucristo. Los
cristianos debemos sabernos responsables de trabajar por globalizar la
solidaridad construyendo en esperanza.
Un saludo cercano y hasta el próximo
domingo.
Mons. Juan Rubén Martínez, obispo de Posadas