«el reino que contradice el poder»
Carta de monseñor Juan Rubén Martínez, obispo de
Posadas,
para la
Solemnidad de Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo
[24 de noviembre de 2019]
Al finalizar el año litúrgico y
empezar a prepararnos durante el adviento para celebrar el nacimiento del
Señor, en la Navidad, quiero enviar a todas las comunidades de la Diócesis una
especial felicitación y agradecimiento por el fervor en la fe demostrado en la
peregrinación diocesana a Loreto.
El domingo 17 de noviembre pasado fue
un momento fuerte, donde nos reunimos como pueblo de Dios. La alegría de
nuestros jóvenes, de tantas familias en una peregrinación de miles de personas,
a pie, en bicicletas, colectivos, autos y motos… Fue una verdadera expresión de
la fe de nuestro pueblo. Agradezco a los medios de comunicación que hicieron
presente Loreto en la Provincia. Quiero agradecer especialmente a los
sacerdotes, diáconos, consagrados, seminaristas, que acompañaron a las
comunidades, en ellos encontramos verdaderos animadores de nuestra
evangelización. Todo esto nos señala buenos augurios, para introducirnos en la
cotidianidad de la evangelización del discipulado y la misión.
En Loreto manifestamos que queremos
ser los evangelizadores de los próximos meses y años, con una fe encendida en
el compromiso de una Iglesia que quiere amar y ponerlo a Jesucristo, Rey del
Universo en el centro de nuestra historia en Misiones y en nuestra Patria. Que
estamos dispuestos a avanzar en la conversión pastoral y renovación misionera de
nuestros agentes pastorales y estructuras de nuestras comunidades. En Loreto
quedó claro que aún en medio de las dificultades no bajaremos los brazos y
estamos dispuestos en la Esperanza a evangelizar en este siglo XXI.
Con alegría, en este domingo agradecemos
a Dios por la creación de una nueva parroquia para la diócesis: Loreto-Santa
Ana. Se trata de un territorio con una rica y fecunda historia que a partir de
ahora, junto a su párroco hará visible de manera más plena a la Iglesia, Pueblo
de Dios, para acompañar mejor la nueva evangelización.
Subrayo que este domingo celebramos a
«Nuestro Señor Jesucristo, Rey del Universo», y desde el próximo domingo
empezaremos a prepararnos para celebrar la Navidad, el nacimiento de Jesús y lo
haremos durante varias semanas en el llamado tiempo de Adviento.
Esta celebración de «Cristo Rey» puede
confundir a varios, asociando esta denominación con un mero poder temporal o
bien la fastuosidad de algunos reyes contemporáneos. Tampoco en la época de
Jesús entendían demasiado qué tipo de reinado tenía Jesús y cómo era su Reino. Porque
«verdaderamente el reino de Jesús no es de este mundo (cf. Jn
18,36); pero justamente es aquí —nos dice el Apóstol Pablo en la segunda
lectura—, donde encontramos la redención y el perdón (cf. Col 1,13-14). Porque
la grandeza de su reino no es el poder según el mundo, sino el amor de Dios, un
amor capaz de alcanzar y restaurar todas las cosas» (Papa Francisco, Homilía 20.11.2016)
No es fácil captar el núcleo del
cristianismo. La pequeñez, como camino a la grandeza del espíritu, el tener alma
de pobre, para pertenecer al Reino, el morir para vivir en la condición de Hijos
de Dios y acceder a la vida eterna. Esto exige la fe para comprenderlo y dicha
comprensión se hace más difícil en un contexto muchas veces plagado de
propuestas excesivamente materialistas y sin valores, donde la verdad se
desdibuja por el individualismo y el relativismo, sin percibir que sin algunos
valores como la vida, la solidaridad, la familia… será muy difícil generar un
tiempo mejor. ¿Es posible tener esperanza y creer que podremos construir una
cultura con valores? No dudamos en responder que sí, que es posible. La gracia
de Dios obra en todos lados, donde quiere, y esto lo demuestra el testimonio de
tantos hermanos y hermanas del pasado y del presente.
Nuestro tiempo necesita que los
cristianos podamos tener simplicidad de corazón para comprender y anunciar este
Reino de Jesús el reino de la verdad y la vida, de la santidad y la gracia, el
reino de la justicia, el amor y la paz.
Un saludo cercano y hasta el próximo
domingo.
Mons. Juan
Rubén Martínez,
obispo de Posadas