I I A D V I
E N T O ( A ) (San
Mateo, 3, 1-12)
“Arrepentíos porque
el Reino de Dios está cerca” (Juan el Bautista) |
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Los Domingos de Adviento quieren prepararnos a celebrar
- La conversión.
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Y a dar frutos.
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Y es que, aunque nuestra salvación, fundamentalmente, nos viene, como un don gratuito de Dios, esos
dones gratuitos de Dios no son una especie de "ganga", (algo
que nos pueda venir sin ningún esfuerzo
por nuestra parte) Requieren la colaboración del hombre, según aquella
lapidaria sentencia de San Agustín: "El
que te creó sin ti, no te salvará sin ti".
- Juan
el Bautista, en el Evangelio, nos recuerda esa necesidad de colaboración con la
Gracia de Dios, que ha de manifestarse:
- En nuestro continuo afán de conversión, de “volvernos a Dios”.
- Y en nuestro permanente
esfuerzo por dar frutos.
- Esos frutos de santidad, no son algo
genérico, se concretan en, la práctica de las virtudes cristianas, que
son la prueba más fehaciente de estar verdaderamente
implicados en el afán por ser santos. Ya nos lo recuerda el Señor: "Por
sus frutos los conoceréis".
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Es muy significativo, en este sentido, que en el proceso de beatificación y
canonización de los santos, el requisito más indispensable para que prospere la
promoción de las causas de los santos es probar que, el candidato a ese proceso, vivió, en grado
heroico, las virtudes cristianas.
- Es, por tanto, la lucha por vivir las
virtudes cristianas, la mejor garantía de la verdadera conversión y también,
la manera más auténtica que tenemos de prepararnos:
- Para recibir a Cristo, que viene.
- Y para celebrar
cristianamente