VI  D O M I N G O  (A)  (Mateo, 5, 17-37)

¡Señor! Que nuestra coherencia evite la indignación que te causa la hipocresía.

 

- A través del Evangelio se nos muestra, que Cristo, el Hijo de Dios, es el predestinado a realizar la historia de nuestra salvación, que se inicia en el A. Testamento. Y, además, como el designado por Dios para perfeccionar y dar plenitud a aquella Ley Divina que Dios había entregado a  Moisés.

- Por eso, no deja de ser paradójico que, aquellos depositarios de la Ley Mosaica, que eran los Doctores de la Ley, en vez de constituirse en los  mejores aliados de Jesús, se erigieran en sus mayores adversarios y en los más encarnizados enemigos de su Persona y de su mensaje.

- Alguien, con cierta ironía  podría argumentar: ¡Es que Jesús fue muy poco diplomático con los Escribas y Doctores de la Ley! ¡Y es verdad! Pero es que Jesús debió pensar que, aquella pertinaz hipocresía de los escribas y fariseos, tan incompatible con el verdadero espíritu de esa Divina Ley, de la que ellos eran sus depositarios, ¡no se arreglaba con diplomacia! y por eso Jesús optó por, “ir de cara” y, sin contemplaciones, poner en evidencia, aquella conducta hipócrita con afirmaciones como estas:

            -  Haced lo que os dicen, pero no hagáis lo que hacen”.

- “Echan pesadas cargas sobre los demás, pero ellos no mueven un dedo”

- “Ni entran, ni dejan entrar a los demás”. E incluso no le importó llamarlos: “sepulcros blanqueados”.

- No obstante, aquellos reproches de Jesús, en vez de servir para hacerlos reaccionar de su hipocresía, al contrario, enardecía cada vez más al Sanedrín y trataron de enfrentar a Jesús contra el pueblo, acusándole de que Jesús estaba contra la Ley de Moisés, a lo que Jesús les responde con estas palabras:

“No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas. No he venido a abolirla, sino a darle plenitud”. Y, les pone algunos ejemplos:

            -“Habéis oído que se dijo, no matarás; Yo os digo: no os enojéis”  

            -“Habéis oído…No cometerás adulterio; Yo os digo: El que mira a              una mujer casada deseándola, ya ha adulterado en su corazón”.

            - “Sabéis que se mandó: No jurarás en falso; Yo os digo: No juréis             nunca, ni por Dios, ni por nada de la tierra”.

- Todo Evangelio debe ser un reclamo para mejorar algún aspecto de nuestra vida cristiana. Dos reflexiones nos sugieren el Evangelio de hoy:

     1ª) La necesidad de coherencia de vida, para no caer en la hipocresía.

     2ª) Y, toma de consciencia de las nuevas exigencias del amor cristiano.

 - Una buena ocasión para revisar la autenticidad de nuestra vida, alejándola de cualquier tipo de comportamientos farisaicos, tan detestados por Jesús.

                                                                                                   Guillermo Soto

Y, al mismo tiempo: ¡muy atentos a las nuevas exigencias que Jesús añade a la antigua Ley Mosaica!, sobre todo en lo referente a la virtud de la Caridad.