I
DOMINGO DE CUARESMA (A) (Mateo,
4, 1-11)
Las tentaciones de Jesús enseñan: su inocuidad y que pueden ser provechosas
|
- Nuestro Señor en todo su mensaje evangélico,
ha tenido buen cuidado de no presentarnos la vocación cristiana, el Don divino
de
- Por el contrario, en infinidad de ocasiones,
y con multitud de imágenes, El nos ha advertido de que, la consecución de ese Don
Divino, de ese Reino de los Cielos, ha de ser el resultado de una firme y perseverante
lucha:
"El Reino de los Cielos padece
violencia y sólo los que se esfuerzan lo arrebatan".
"Estrecho es el
camino que conduce a
- El Evangelio de hoy nos presenta a Jesús, (paradigma
de la vida del cristiano), en esa contienda con Satanás que son las
tentaciones.
Se pudiera tener la sensación de que, las
tentaciones de Jesús son un tanto extrañas y muy distintas de las nuestras. Sin
embargo, en el fondo, son las mismas. Y Satanás emplea los mismos
argumentos y las mismas argucias:
a) Satisfacer nuestros apetitos; b)
Seducirnos con engaños, (es “padre de la
mentira” (Jn. 8:43, 44).) Y c) Siempre
tratando de ofrecernos unas seguridades humanas a cambio de nuestra confianza
en Dios.
-
De estas tentaciones de Jesús podemos extraer algunas enseñanzas:
1ª) Si El sufre tentaciones es, porque en
sí no quebrantan nuestra fidelidad
2ª) Porque, bien rechazadas, contribuyen a nuestra madurez cristiana.
"Nuestra vida, en efecto, mientras dura esta peregrinación, no puede verse libre de tentaciones; pues nuestro progreso se realiza por medio de la tentación porque nadie puede conocerse a sí mismo si no es tentado, ni puede ser coronado si no ha vencido, ni puede vencer si no ha luchado, ni puede luchar si carece de enemigo y tentaciones".(San Agustín)
3ª) Y
finalmente porque Cristo, con aquella intensa oración en el desierto, previa a
las tentaciones y con su propia vida, nos confirma lo que en tantos momentos
nos había inculcado: la necesidad del auxilio divino para vencer en las tentaciones:
Nos lo recomendó, en el Padrenuestro; en Getsemaní: “Velad y orad si no queréis caer en la tentación”; y a través de estas palabras de su Apóstol
Pedro, que había aprendido bien las consecuencias de no apoyarse en Dios para
vencer en las tentaciones:
"Poneos bajo la
poderosa mano de Dios para que, llegada la ocasión os afiance. Confiadle todas
vuestras preocupaciones pues El cuida de
vosotros. Sed sobrios y vigilad. Vuestro adversario el diablo ronda, como león
rugiente, buscando a quién devorar. Resistid firmes en la fe, sabiendo que
vuestros hermanos que están en el mundo soportan los mismos sufrimientos". (1ª Pedro
5, 5-7)
Guillermo Soto