Viernes y Sabado Santo

Padre Pedrojosé ynaraja diaz 

 

La muerte de una persona entristece mucho a quienes con ella han estado relacionados. Entristece a otros sin estar tan próximos pero que también la amaban. Entristece contemplar a la madre del difunto.

Independientemente de donde uno esté situado, lo que piensa siempre es la amargura de una madre que ha engendrado y que aquel a quien dio a luz ha muerto.

Santa María, su pena al pie del Calvario, nos duele en el alma. El precioso himno gregoriano “Stabat Mater dolorosa”, que tantos autores le han puesto su propia creación musical, es buena prueba de este sufrimiento.

De Santa María trata, literariamente el primer escrito.

Respecto al segundo. Destaca entre quienes acompañaban a Jesús, María la de Mágdala. Una población industrial y de bastantes miles de vecinos, situada a unos 6Km de Cafarnaún, la he visitado varias veces. Durante su vida histórica colaboró junto con Juana, Susana y otras (Lc 8,3), en la labor apostólica, con los demás discípulos. Destacó entre las otras mujeres de tal manera que, llegada la Resurrección de Jesús, fue a ella a quien se le encomendó manifestar la tan Buena Nueva, a los demás apóstoles. Por ello recibe el nombre de Apóstol de los Apóstoles.

Como advierto después, a la historia de la nacida en Mágdala, se le fundieron historias de otras mujeres de las que habla el Evangelio. Ahora bien, este detalle es propio de la tradición occidental. Lo de que fuera prostituta, es injerencia morbosa.  

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LLANTO SILENCIOSO CON SANTA MARÍA DE NAZARET,

LA MADRE DEL SEÑOR, EN SÁBADO SANTO

 

Dejaste el sepulcro

lleno,

de aquel que habías gestado,

muerto.

Nunca habías sabido que había en Él

que tu no hubieras engendrado

desde que en Nazaret dijiste sí

Convencida estás de que es más grande aquello

que lo que de tu cuerpo había manado.

Ahora recapacitas:

lo que no era tuyo

no ha quedado en el sepulcro

encerrado.

Continúa junto a ti, contigo

sin verle tú

por mucho que desees abrazarlo

¿dónde reside el misterio?

¿dónde el alma

que no ha muerto, 

que tu no habías

engendrado?

 

Llora, llora, no me extraña

tu dolor

sueña, sueña,

una ilusión cierta.

Estaba muerto, nadie lo duda

pero vive, solo tu convencida estás.

Muerte, esperanza, dolor

y Fe

Sábado Santo.

 

Antes de que la aurora brote

antes de que el silencio desaparezca

antes de que de murmullos se llenen las casas

antes de que empiece la jornada,

volverás al sepulcro, con aromas.

Perfumes invisibles, suaves fragancias,

penetrantes, para su alma

doquiera esté.

El suave aceite quieres

que para su piel sea caricia

tu que tanto le acariciaste

cuando era frágil infante.

El olor, ofrenda pura,

recuerdo del que recibió en Belén

de los Magos.

Saldrás presurosa

y con este propósito

duermes afligida,

un poco.

A tu lado me quedo

Susurrando una plegaria

de Esperanza, este anochecer

de Sábado Santo.

 

Sales temprano, no vas sola

te acompaña la de Mágdala

vais a su encuentro,

Él os encuentra

sonriente, y os saluda

triunfante.

Los perfumes, los bálsamos

se os caen y un suave aroma

invadelo todo.

La de Magdala os deja solos

tu y tu Hijo

tu Hijo y tu

amor de madre, amor de Hijo:

Caridad

Hoy es Pascua

Atrás ha quedado

el Sábado Santo    

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-- Hay que advertir, para entender algún inciso, que la tradición occidental o latina, no la oriental o griega, ha fundido en uno a varios personajes evangélicos femeninos. Se citan al final de la nota.

 

 Añádase a lo dicho las múltiples tradiciones y leyendas recibidas al respecto, especialmente en La Provenza (Les Saíntes Maríes de la Mer, Saint Maximin, la Sainte Baume y las que se explican en la basílica de Vézelay.

 

Respecto a la antigua población, situada junto al Lago, dedicada a la salazón de pescados, se ha excavado una parte y aparece entre los restos una pequeña sinagoga. –Nuevas excavaciones, que no he visitado, han sacado a relucir la verdadera antigua sinagoga y otros restos muy interesantes, alrededor de edificaciones modernas de culto y acogida. Desconozco si en este ámbito se respira la admirable devoción que uno encuentra en la Santa Gruta de la Provenza.

 

Lugares evangélicos que he mencionado arriba

 

-     La demoniaca convertida en discfpula: Lucas, 1-3

-    Ai pie de la cruz: Mateo, 27, 55-56 / Marcos 15, 40-41 / Juan, 19, 25

-     En el entierro: Mateo 27, 61 /Marcos 15,47 / Lucas 23, 55-56

-     Testigo de la Resurrección: Mateo 28,1-8 /

Marcos 16,1-8/Lucas 24, 1-11 /Juan 20,1-11 12.13.17.18

-    Aparición y apóstol de los apóstoles: Marcos 16, 9-11 / Juan 20,11-18

-     La de Betania: Lucas 10, 38-42/Juan 11, 1-46

-     La de la unción: Mateo 26, 6-13 /Marcos 14,3-9 /Juan 12,1-8

-     La amante perdonada: 7, 36-50)

LLANTO DESGARRADOR CON Y JUNTO A MARÍA, LA DE MÁGDALA

 

Nadie como tu le supo amar

al Maestro, a tu maestro,

Rabbuní,

como siempre le llamabas.

María, la menudita

la de los ojos grandes

como tu Lago.

 

Le encontraste,

tienes fijo y claro, su recuerdo

en ti, al pie del Tabor

aquel día

después de un encuentro

como tantos

desafortunado,

frustrada

estabas.

Perfumaste sus pies

se te rompió el alabastro

donde llevabas la esencia.

Besaste sus plantas

suavemente,

dulcemente,

sin a penas rozarlos

con tus labios

impuros

sensuales.

deseados por otros

por tantos

para ti

esperanza de que un día

con ellos

amar pudieras

y por ellos

consiguieras

tu volcán interior

de amor feroz

apasionadamente tierno,

entregado.

Vaciarlo.

Esperabas

besar con ellos

castamente

amorosamente

a tu amado del alma

al que buscabas.

de antiguo

sin conocerlo

Con tus cabellos secaste

y por primera vez fuiste

con un hombre,

humilde, tú

la altiva mujer,

poderosa hembra,

codiciado cuerpo,

insatisfecho.

Se fijó en ti

le conmovió tu gesto

algo se desgarró

en tu interior,

algo horrible se escapó de ti

con dolor dulce,

que dejó en ti,

feliz, descansada,

un lugar para que alguien

lo poseyera y se aposentara feliz.

Tal vez era

el momento

de que ocurriera,

eras libre,

sin duda,

ante Él,

como nunca lo fuiste.

Su mirada penetró

en tus ojos inmensos

infantiles

insatisfechos

pedigüeños eternos

de amor

Inundó tu cuerpo

menudito,

vivaracho.

Deseaste ser suya,

de otra manera

diferente

a la que hasta entonces

habías sido de otros.

 

Pensaste en aquel día

que te dejaste estrujar, manosear

por primera vez,

sin quererlo,

ansiosa

de que se abriera un camino

para ti.

Tus ojos inmensos,

curiosos,

interrogadores,

con ellos habías mirado

sus corazas,

las de los soldados romanos

que te abrazaron,

las manos callosas

de los pescadores

que te poseyeron.

Fuiste infeliz,

sobada sin tino

no conseguiste

ningún cambio

en tu vida

como ansiabas.

La decepción

te invadía toda

mientras apretabas

furiosa, sin tirarlas

las monedas

que aquellos miserables

te habían dado.

Todos los encuentros

Furtivos, cortos o largos,

todas las manos

que te tocaron

acabaron sembrando miedo en ti,

la decepción,

el pavor,

pensando que nunca

amar y ser amada, de verdad,

pudieras serlo.

 

Marchas hoy

mudada,

ligera,

tu cuerpecillo salta,

tu imaginación repleta,

de ensueños.

está a punto de explotar

de emoción

 

(Algo de ti se ha ido,

que no era tuyo,

que vivía en ti,

pegado a ti.

poseyéndote a ti,

el demonio)

 

Has notado pronto

que germina y crece

la ilusión,

el ensueño

¿podrás volverlo a ver?

te preguntas

¿de quien se tratará?

piensas dentro de ti

¿qué será el pecado?

te interrogas

después de que Él te ha dicho

que te había limpiado,

que podías de su lado marchar

perdonada

¿volverías a encontrarlo?

Es lo que te inquieta

esta noche.

Al dormirte dulcemente

Junto a tu Lago

 

Cambió tu vida,

lo notaste

al mirar el primer rayo de sol

al despertar

al mirar al Tabor

y la casita al pie

donde le encontraste.

Es preciso seguirle,

has pensado,

debes encontrarlo hoy mismo,

has decidido,

hay que servirle

ayudarle,

amarle,

si Él quiere,

si te quiere.

Deseas ir a su encuentro,

escucharle,

oyes sus palabras

que cambian costumbres,

que abren caminos

para los que no tienen

posesión otra, que soñar.

 

Te vas con Él

y Él acepta,

Tus ojos inmensos

por primera vez se cierran

para que de ellos broten

lagrimas.

como en las fuentes de tu Lago.

 

Desde entonces ha sido

tu maestro

Rabbuní amado

y admirado.

María la menudita,

la de los ojos inmensos

como tu Lago.

 

Has querido romper del todo

con tu pasado

pecador

decepcionado,

expresar con un gesto tu amor.

Escogiste un perfume mas preciado.

Un pomo de más valor

que el de aquel día.

Hoy era nardo purísimo

adquirido a mercader

con dinero

sin saber que lo tenías, el olvido

de su procedencia

lavaba la maldad segura de su origen.

Era de tiempos pasados, ignotos,

abandonados.

Le ungiste,

nadie entendió tu gesto,

del precioso perfume de nardo,

que llevabas.

Nadie se alegró al sentirlo.

Fuiste molesta a la rutina,

de los demás,

a la insensibilidad de algunos,

a su egoísmo.

Alguien te condenó

Él no,

sonrió complacido,

en voz alta habló de ti,

para ti,

a los demás.

Hoy hablan de ti,

ermitas, iglesias, basílicas,

tantas en tu honor edificadas,

a nosotros nos gustan,

las amamos,

los que le amamos

los que te amamos.

 

Como tu, de otra manera,

yo le amé.

Como tú, de otra manera,

fui vaciado de pecado.

Como tú, de otra manera,

le seguí.

Como tú, de otra manera,

lo perdí.

Como tú, de otra manera,

sigo buscando.

Como tú, de otra manera,

siento lástima de su dolor.

Como tú, de otra manera,

pienso que no todo está perdido.

Como tú, de otra manera,

aun llorando

tengo Esperanza.

 

Fuiste la primera

que le amabas

como ninguno,

que le buscabas

en el huerto,

muerto,

mientras los demás dormían

derrotados.

Le encontraste,

te encontró

y te envió

a anunciar a los suyos

que estaba vivo.

Después te fuiste

junto al Lago

y meditaste.

Lejos debías ir

a amar.

Lejos debías partir

para llorar.

Lejos tenía que ser

donde rezaras

y lo hiciste.

Tu velo fue vela

que te llevó

junto a otro mar

y te quedaste

hasta que llegara

el gran encuentro

definitivo

total

para siempre.

Después de que tu cuerpecito

menudo

repartido

aquel de aquellos ojazos

soñadores

reciban sublime luz,

toda tu reposarás

con su Madre

con sus amigos.

Guárdame un hueco

para mí,

a tu lado,

María, la de Magdala

la del cuerpecillo

menudo y frágil,

como la sinagoga

de tu infancia.

La de los ojos grandes

como el Lago