Viernes y Sabado Santo
La muerte de una persona entristece
mucho a quienes con ella han estado relacionados. Entristece a otros sin estar
tan próximos pero que también la amaban. Entristece contemplar a la madre del
difunto.
Independientemente de donde uno
esté situado, lo que piensa siempre es la amargura de una madre que ha
engendrado y que aquel a quien dio a luz ha muerto.
Santa María, su pena al pie del
Calvario, nos duele en el alma. El precioso himno gregoriano “Stabat Mater dolorosa”, que tantos autores le han puesto su
propia creación musical, es buena prueba de este sufrimiento.
De Santa María trata,
literariamente el primer escrito.
Respecto al segundo. Destaca entre
quienes acompañaban a Jesús, María la de Mágdala. Una
población industrial y de bastantes miles de vecinos, situada a unos 6Km de Cafarnaún, la he visitado varias veces. Durante su vida
histórica colaboró junto con Juana, Susana y otras (Lc
8,3), en la labor apostólica, con los demás discípulos. Destacó entre las otras
mujeres de tal manera que, llegada la Resurrección de Jesús, fue a ella a quien
se le encomendó manifestar la tan Buena Nueva, a los demás apóstoles. Por ello
recibe el nombre de Apóstol de los Apóstoles.
Como advierto después, a la
historia de la nacida en Mágdala, se le fundieron
historias de otras mujeres de las que habla el Evangelio. Ahora bien, este
detalle es propio de la tradición occidental. Lo de que fuera prostituta, es
injerencia morbosa.
.....................................................................................................................................................
LLANTO SILENCIOSO CON SANTA MARÍA DE NAZARET,
LA MADRE DEL SEÑOR, EN SÁBADO SANTO
Dejaste el
sepulcro
lleno,
de
aquel que habías gestado,
muerto.
Nunca habías
sabido que había en Él
que
tu no hubieras engendrado
desde que en Nazaret dijiste sí
Convencida
estás de que es más grande aquello
que
lo que de tu cuerpo había manado.
Ahora
recapacitas:
lo
que no era tuyo
no
ha quedado en el sepulcro
encerrado.
Continúa junto
a ti, contigo
sin
verle tú
por
mucho que desees abrazarlo
¿dónde reside el misterio?
¿dónde el alma
que
no ha muerto,
que
tu no habías
engendrado?
Llora, llora,
no me extraña
tu
dolor
sueña, sueña,
una
ilusión cierta.
Estaba muerto,
nadie lo duda
pero
vive, solo tu convencida estás.
Muerte,
esperanza, dolor
y
Fe
Sábado Santo.
Antes de que
la aurora brote
antes de que el silencio desaparezca
antes de que de murmullos se llenen las casas
antes de que empiece la jornada,
volverás al sepulcro, con aromas.
Perfumes
invisibles, suaves fragancias,
penetrantes, para su alma
doquiera esté.
El suave
aceite quieres
que
para su piel sea caricia
tu
que tanto le acariciaste
cuando era frágil infante.
El olor,
ofrenda pura,
recuerdo del que recibió en Belén
de
los Magos.
Saldrás
presurosa
y
con este propósito
duermes afligida,
un
poco.
A tu lado me
quedo
Susurrando una
plegaria
de
Esperanza, este anochecer
de
Sábado Santo.
Sales
temprano, no vas sola
te
acompaña la de Mágdala
vais
a su encuentro,
Él os
encuentra
sonriente, y os saluda
triunfante.
Los perfumes,
los bálsamos
se
os caen y un suave aroma
invadelo todo.
La de Magdala os deja solos
tu y tu Hijo
tu
Hijo y tu
amor
de madre, amor de Hijo:
Caridad
Hoy es Pascua
Atrás ha
quedado
el
Sábado Santo
......................................................................................................................
.............................................................................................................................................
-- Hay que advertir, para
entender algún inciso, que la tradición occidental o latina, no la oriental o
griega, ha fundido en uno a varios personajes evangélicos femeninos. Se citan
al final de la nota.
Añádase a lo dicho las
múltiples tradiciones y leyendas recibidas al respecto, especialmente en La
Provenza (Les Saíntes Maríes
de la Mer, Saint Maximin,
la Sainte Baume y las que
se explican en la basílica de Vézelay.
Respecto a la antigua población,
situada junto al Lago, dedicada a la salazón de pescados, se ha excavado una
parte y aparece entre los restos una pequeña sinagoga. –Nuevas excavaciones,
que no he visitado, han sacado a relucir la verdadera antigua sinagoga y otros
restos muy interesantes, alrededor de edificaciones modernas de culto y
acogida. Desconozco si en este ámbito se respira la admirable devoción que uno
encuentra en la Santa Gruta de la Provenza.
Lugares evangélicos que he
mencionado arriba
- La
demoniaca convertida en discfpula: Lucas, 1-3
- Ai pie de la cruz: Mateo, 27, 55-56 / Marcos 15, 40-41 /
Juan, 19, 25
- En el
entierro: Mateo 27, 61 /Marcos 15,47 / Lucas 23, 55-56
- Testigo
de la Resurrección: Mateo 28,1-8 /
Marcos 16,1-8/Lucas 24, 1-11 /Juan
20,1-11 12.13.17.18
- Aparición
y apóstol de los apóstoles: Marcos 16, 9-11 / Juan 20,11-18
- La de
Betania: Lucas 10, 38-42/Juan 11, 1-46
- La de la
unción: Mateo 26, 6-13 /Marcos 14,3-9 /Juan 12,1-8
- La amante
perdonada: 7, 36-50)
LLANTO DESGARRADOR CON Y JUNTO A MARÍA, LA DE
MÁGDALA
Nadie como tu le supo amar
al
Maestro, a tu maestro,
Rabbuní,
como
siempre le llamabas.
María, la
menudita
la
de los ojos grandes
como
tu Lago.
Le
encontraste,
tienes fijo y claro, su recuerdo
en
ti, al pie del Tabor
aquel día
después de un encuentro
como
tantos
desafortunado,
frustrada
estabas.
Perfumaste sus
pies
se
te rompió el alabastro
donde llevabas la esencia.
Besaste sus
plantas
suavemente,
dulcemente,
sin
a penas rozarlos
con
tus labios
impuros
sensuales.
deseados por otros
por
tantos
para
ti
esperanza de que un día
con
ellos
amar
pudieras
y
por ellos
consiguieras
tu
volcán interior
de
amor feroz
apasionadamente tierno,
entregado.
Vaciarlo.
Esperabas
besar con ellos
castamente
amorosamente
a
tu amado del alma
al
que buscabas.
de
antiguo
sin
conocerlo
Con tus
cabellos secaste
y
por primera vez fuiste
con
un hombre,
humilde, tú
la
altiva mujer,
poderosa hembra,
codiciado cuerpo,
insatisfecho.
Se fijó en ti
le
conmovió tu gesto
algo
se desgarró
en
tu interior,
algo
horrible se escapó de ti
con
dolor dulce,
que
dejó en ti,
feliz, descansada,
un
lugar para que alguien
lo
poseyera y se aposentara feliz.
Tal vez era
el
momento
de
que ocurriera,
eras
libre,
sin
duda,
ante
Él,
como
nunca lo fuiste.
Su mirada
penetró
en
tus ojos inmensos
infantiles
insatisfechos
pedigüeños eternos
de
amor
Inundó tu
cuerpo
menudito,
vivaracho.
Deseaste ser
suya,
de
otra manera
diferente
a
la que hasta entonces
habías sido de otros.
Pensaste en
aquel día
que
te dejaste estrujar, manosear
por
primera vez,
sin
quererlo,
ansiosa
de
que se abriera un camino
para
ti.
Tus ojos
inmensos,
curiosos,
interrogadores,
con
ellos habías mirado
sus
corazas,
las
de los soldados romanos
que
te abrazaron,
las
manos callosas
de
los pescadores
que
te poseyeron.
Fuiste
infeliz,
sobada sin tino
no
conseguiste
ningún cambio
en
tu vida
como
ansiabas.
La decepción
te
invadía toda
mientras apretabas
furiosa, sin tirarlas
las
monedas
que
aquellos miserables
te
habían dado.
Todos los
encuentros
Furtivos,
cortos o largos,
todas las manos
que
te tocaron
acabaron sembrando miedo en ti,
la
decepción,
el
pavor,
pensando que nunca
amar
y ser amada, de verdad,
pudieras serlo.
Marchas hoy
mudada,
ligera,
tu
cuerpecillo salta,
tu
imaginación repleta,
de
ensueños.
está
a punto de explotar
de
emoción
(Algo de ti se
ha ido,
que
no era tuyo,
que
vivía en ti,
pegado a ti.
poseyéndote a ti,
el
demonio)
Has notado
pronto
que
germina y crece
la
ilusión,
el
ensueño
¿podrás volverlo a ver?
te
preguntas
¿de quien se tratará?
piensas dentro de ti
¿qué será el pecado?
te
interrogas
después de que Él te ha dicho
que
te había limpiado,
que
podías de su lado marchar
perdonada
¿volverías a encontrarlo?
Es lo que te
inquieta
esta
noche.
Al dormirte
dulcemente
Junto a tu
Lago
Cambió tu
vida,
lo
notaste
al
mirar el primer rayo de sol
al
despertar
al
mirar al Tabor
y
la casita al pie
donde le encontraste.
Es preciso
seguirle,
has
pensado,
debes encontrarlo hoy mismo,
has
decidido,
hay
que servirle
ayudarle,
amarle,
si
Él quiere,
si
te quiere.
Deseas ir a su
encuentro,
escucharle,
oyes
sus palabras
que
cambian costumbres,
que
abren caminos
para
los que no tienen
posesión otra, que soñar.
Te vas con Él
y
Él acepta,
Tus ojos
inmensos
por
primera vez se cierran
para
que de ellos broten
lagrimas.
como
en las fuentes de tu Lago.
Desde entonces
ha sido
tu
maestro
Rabbuní amado
y
admirado.
María la
menudita,
la
de los ojos inmensos
como
tu Lago.
Has querido
romper del todo
con
tu pasado
pecador
decepcionado,
expresar con un gesto tu amor.
Escogiste un
perfume mas preciado.
Un pomo de más
valor
que
el de aquel día.
Hoy era nardo
purísimo
adquirido a mercader
con
dinero
sin
saber que lo tenías, el olvido
de
su procedencia
lavaba la maldad segura de su origen.
Era de tiempos
pasados, ignotos,
abandonados.
Le ungiste,
nadie entendió tu gesto,
del
precioso perfume de nardo,
que
llevabas.
Nadie se
alegró al sentirlo.
Fuiste molesta
a la rutina,
de
los demás,
a
la insensibilidad de algunos,
a
su egoísmo.
Alguien te
condenó
Él no,
sonrió complacido,
en
voz alta habló de ti,
para
ti,
a
los demás.
Hoy hablan de
ti,
ermitas, iglesias, basílicas,
tantas en tu honor edificadas,
a
nosotros nos gustan,
las
amamos,
los
que le amamos
los
que te amamos.
Como tu, de otra manera,
yo
le amé.
Como tú, de
otra manera,
fui
vaciado de pecado.
Como tú, de
otra manera,
le
seguí.
Como tú, de
otra manera,
lo
perdí.
Como tú, de
otra manera,
sigo
buscando.
Como tú, de
otra manera,
siento lástima de su dolor.
Como tú, de
otra manera,
pienso que no todo está perdido.
Como tú, de
otra manera,
aun
llorando
tengo Esperanza.
Fuiste la
primera
tú
que le amabas
como
ninguno,
tú
que le buscabas
en
el huerto,
muerto,
mientras los demás dormían
derrotados.
Le
encontraste,
te
encontró
y
te envió
a
anunciar a los suyos
que
estaba vivo.
Después te
fuiste
junto al Lago
y
meditaste.
Lejos debías
ir
a
amar.
Lejos debías
partir
para
llorar.
Lejos tenía
que ser
donde rezaras
y
lo hiciste.
Tu velo fue
vela
que
te llevó
junto a otro mar
y
te quedaste
hasta que llegara
el
gran encuentro
definitivo
total
para
siempre.
Después de que
tu cuerpecito
menudo
repartido
aquel de aquellos ojazos
soñadores
reciban sublime luz,
toda
tu reposarás
con
su Madre
con
sus amigos.
Guárdame un
hueco
para
mí,
a
tu lado,
María, la de Magdala
la
del cuerpecillo
menudo y frágil,
como
la sinagoga
de
tu infancia.
La de los ojos
grandes
como el Lago