LA PUERTA DEL REDIL
Domingo 4¼ de Pascua. A
ÒConozca
toda la casa de Israel que al mismo Jesœs a quien vosotros crucificasteis, Dios
lo ha constituido Se–or y Mes’asÓ (Hech 2,36). Ese es el nœcleo del discurso que Sim—n
Pedro dirige a las gentes de JerusalŽn en la ma–ana de PentecostŽs.
El
que hab’a negado a Jesœs hasta tres veces ha recibido ahora del Esp’ritu la
fuerza profŽtica para anunciar al que es la Vida y denunciar a los que le
dieron la muerte. Ese es el nœcleo
de la fe cristiana. El Crucificado es el Resucitado. Y por el Viviente nos
llega la vida tambiŽn a nosotros, afectados por el temor a la pandemia y a la
muerte.
TambiŽn
en estos momentos de turbaci—n podemos repetir las palabras del salmo: ÒEl
Se–or es mi pastor, nada me faltaÓ (Sal 22,1).
Para
muchos hermanos nuestros, que se han entregado al servicio de los contagiados
por el virus, trae un importante mensaje la segunda lectura de la misa de hoy:
ÒQue aguantŽis cuando sufr’s por hacer el bien, eso es una gracia por parte de
DiosÓ (1 Pe 2,20).
TRES
PERSONAJES
Al comienzo del texto evangŽlico que se
proclama en este a–o (Jn 10,1-10), se nos presentan tres personajes, que tienen
algo que ver con el reba–o. En las
primeras comunidades hab’a que dar algunos criterios para reconocer al ladr—n,
al pastor y al guarda.
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ÒEl que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejasÉ ese es ladr—n y
bandidoÓ. No todos los que se presentaban como pastores lo eran en realidad. No
serv’an al reba–o, sino que pretend’an servirse de Žl. Hay que preguntarse si
esa figura no se encuentra tambiŽn hoy.
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ÒEl que entra por la puerta es pastor de las ovejasÓ. Los que entraban por la
puerta daban muestras de su vocacion, de su sinceridad, de su responsabilidad,
de su entrega y de su amor a las ovejas del reba–o. Bien sabemos que esa figura
vive tambiŽn hoy entre nosotros.
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ÒA este le abre el guarda y las ovejas atienden a su vozÓ. El guarda defiende
de los ladrones al reba–o y facilita la entrada y el trabajo de los buenos
pastores. Ese guarda es el Esp’ritu de Dios que actœa tambiŽn hoy a travŽs de
sus enviados.
Y
UNA RELACIîN
DespuŽs
de referirse a esos tres personajes que entran en juego ante el reba–o, Jesœs
apela a otra imagen, necesaria en el redil: ÒYo soy la puerta de las ovejasÓ.
ÀQuŽ significa esta imagen para nosotros?
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En este tiempo en que la pandemia nos ha obligado a permanecer en cuarentena, hemos
podido comprender que la puerta cierra la casa, evita que entren los extra–os,
nos libra del contagio y preserva nuestra
intimidad. Todo eso es Jesœs para nosotros.
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Pero en este tiempo en que nos hemos visto confinados en nuestra casa tambiŽn hemos
descubierto que la puerta nos abre y facilita el encuentro, el di‡logo los
gestos de amistad y de entrega hacia los dem‡s. Y tambiŽn eso nos lo concede
Jesœs en esta situaci—n concreta.
Jesœs
es la puerta. Por Žl podemos ir a encontrarnos con Dios. Por Žl Dios nos visita,
nos acoge y nos perdona. Y por Žl encontramos a todos nuestros hermanos, sabiendo
que hemos de estar abiertos para ellos, al igual que ellos se abren a nosotros.
- Se–or
Jesœs, tœ eres la puerta santa, por
la cual el Padre nos ha enviado la salvaci—n y por la cual nosotros podemos
penetrar de alguna manera al misterio de Dios. Tœ eres la puerta humilde y
sencila que nos facilita el encuentro y la comunicaci—n con nuestros hermanos y
que se abre para acogerlos con hospitalidad. Bendito seas por siempre, Se–or. AmŽn.
JosŽ-Rom‡n Flecha
AndrŽs