VIERNES DE LA CUARTA SEMANA DE PASCUA
Padre Arnaldo Bazan

“No se turbe su corazón. Crean ustedes en Dios: crean también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, se lo habría dicho; porque voy a prepararles un lugar. Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar, volveré y los tomaré conmigo, para que donde esté yo estén también ustedes. Y adonde yo voy ustedes saben el camino”. Le dice Tomás: “Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?” Le dice Jesús: “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí” (Juan 14,1-6).

Durante la Última Cena, quiso Jesús abrir su corazón a los apóstoles, para que no se desanimaran por lo que iba a ocurrir poco después.

Por eso les dice que no se vayan a turbar con lo que vean, sino que tengan confianza absoluta, tanto en Dios, el Padre, como en el propio Jesús.

Y les anuncia la gran noticia de lo que El les va a preparar. No sólo a ellos, sino a todos los que hayan creído.

En la casa del Padre hay lugar para todos. Y El les preparará un lugar. Luego volverá para llevarlos consigo.

Esta revelación es algo maravilloso, pues la Casa del Padre será nuestra morada por toda la eternidad si somos capaces de creer.

No se trata de un cuento de hadas, sino algo real, pues Dios no nos puede mentir, y Jesús es Dios.

¿Habría El entregado su vida para luego no darnos nada? Sería totalmente absurdo. Jesús no era un loco que se inventó toda una historia para convencernos de que era el Hijo de Dios. Todo lo que sabemos de su trayectoria en la vida, especialmente durante los últimos, poco más o menos, tres años de su estadía en la tierra, nos confirman a un hombre con todo el control de su mente y sus acciones y palabras.

De ello podemos deducir que no fue a la muerte por locura, como no fuera una locura de amor, sabiendo que El era el único que podía darnos salvación.

Cuando Tomás, incrédulo como siempre, niega que ellos sepan el camino, Jesús le dice claramente que El es el único camino que conduce al Padre.

Y no solo el Camino, El es también la Verdad y la Vida, ya que ha venido a enseñarnos la Verdad y a darnos Vida eterna.

Todos los que anden buscando el camino de la gloria tienen que encontrarlo en Jesús, aunque sea indirectamente.

No son pocos los que creen de una manera distinta a como Él nos ha enseñado. Muchos pertenecen a religiones en las que Cristo aparenta no pintar nada. Sin embargo la salvación sólo puede venir de Él.

Esto no significa que aquellos que no han tenido la oportunidad de conocerlo se condenen por el simple hecho de su ignorancia. Cuando ésta no es culpable, el Señor mirará la buena voluntad con la que han buscado la Verdad. Nadie será rechazado si ha sido sincero en su forma de creer.

Arnaldo Bazán