D O M I N G O XV
( A ) (Mateo, 13, 1-23)
Como sentenció San Agustín: “El que te creó sin ti, no te salvará sin
ti”. |
-
No todos los que saben mucho poseen también ese “registro” de la sabiduría que
consiste en saber ponerla al alcance de los sencillos.
Cristo, ¡claro está!, sí que poseía esta
virtud y, a través de sus Parábolas, sabía poner la sublimidad de su doctrina
al alcance de todos.
¡La
parábola del sembrador es una buena prueba! Con una imagen tan familiar para
sus oyentes, la del sembrador que sale a sembrar, va a poner de manifiesto su
siembra y los distintos comportamientos que podemos adoptar nosotros ante
-
¿Quien de nosotros no ha protagonizado, en ocasiones, la dureza del camino, resistiéndose e inutilizando la semilla de
- ¿Quién de nosotros, a veces, no ha
escuchado con entusiasmo esa Palabra de Dios pero después, la ha malogrado por su
flojera, la inconstancia, dejándola infecunda, como la semilla del
terreno pedregoso?
- ¿O quién no ha experimentado
alguna vez el desvanecimiento de sus
buenos deseos, sofocados por los reclamos del “hombre viejo”, como le ocurrió a esa otra semilla que, cayó entre zarzas?
- Pero, para nuestro consuelo, también
tenemos experiencia de esas ocasiones, en las que escuchamos sinceramente
- Otras
consideraciones se deducen también de esta Parábola:
1º) Que la semilla, (
2º) Que esa semilla la esparce el Señor
abundantemente y en las más diversas circunstancias, dando al hombre continuas oportunidades.
3º) Y que, cada uno de nosotros somos ese terreno
donde el Divino Sembrador lanza continuamente la buena semilla de sus mensajes
pero, el aprovechamiento de esa Palabra de Dios depende exclusivamente de nosotros,
del buen o mal uso que hagamos de nuestra libertad.
- “El que te creó sin ti, no te salvará
sin ti”, - sentenciaría San
Agustín -, poniendo de manifiesto esa irremplazable
responsabilidad personal que nos incumbe
a cada uno, en el proceso de nuestra salvación, según esa alternativa, de cooperar
o no con Dios, a los reclamos de su Gracia.
- Aprovechemos hoy el mensaje de su Palabra y
brindémosle al Señor la buena tierra de nuestro corazón, respondiendo a
su magnanimidad, con nuestra generosa responsabilidad. Guillermo Soto
P R O E M I O XV Dom. T.O. A 2020
Admira
comprobar como Jesús, a través de sus parábolas, sabía poner al alcance de
gente ruda y sencilla las realidades sobrenaturales del Reino de los Cielos.
En
esta ocasión, sirviéndose de esa semilla, que tan familiar les resultaba a sus
oyentes, les expondría: 1º) Que su Palabra es siempre una “semilla” valiosa y
eficaz. 2º) Que de las disposiciones personales con las que nosotros la
recibamos, (como ocurre con los distintos terrenos donde cae la semilla),
condicionamos la eficacia de su Palabra. Y 3º) Con el lenguaje de los %, nos
estimula a ofrecerle siempre la mejor de nuestras disposiciones personales para
aprovecharnos, al máximo, de la riqueza de su Palabra.
Guillermo