XX Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A

¿Endogamia (Evangelica)

Padre Pedrojosé  Ynaraja  Díaz

 

El concepto se utiliza corrientemente para señalar una práctica matrimonial o familiar, pero he acudido al diccionario de la RAE, que me ha facilitado esta otra: Actitud social de rechazo a la incorporación de miembros ajenos al propio grupo o institución . ..y es el sentido que aquí daré al contenido bajo este título.

 

Que la tendencia del ser humano sea establecer relaciones y pertenencias, es evidente. Para dar a esta formalidad un signo visible, se crean las  fronteras o más bien se marcan.

 

Tal formalidad y expresión es propia de las culturas agrícolas y es una manera de hacer visible la propiedad individual primero y colectiva más tarde. Hoy en día el término frontera lo entendemos casi siempre para expresar los límites de la soberanía de un Estado. Las fronteras más sencillas son las corrientes de agua naturales, allí donde existan. Si no es así, se señala la línea divisoria mediante mugas, aceptada su posición por ambos propietarios. Me gusta, cuando con gente más joven vamos por ciertas montañas del Pirineo, buscar alguna de estas que, en nuestro caso, por un lado tiene grabada una E y por el otro una F. les digo entonces que se sienten en uno de estos mojones, poniendo un pie en España y el otro en Francia. A continuación, por supuesto, vendrá la foto.

 

Oficialmente y para evitar problemas, cada año se reúne una comisión mixta, de ambas naciones, discuten, mueven alguna de estas señales si conviene y después alegremente, concluyen el encuentro en algún restaurante próximo.

 

Tal particularidad, la de territorio fijo y señalado, no la tienen los beduinos. Su tierra es la que pisan y en la que establecen su tienda. No lo marcan con ninguna señal, pero, estoy pensando en la península del Sinaí, detienen a los vehículos que cruzan por la que dicen es suya y cobran el correspondiente visado. En otro viaje podrán estar situados en otro paraje y procederán al mismo trámite, que hay que pagar religiosamente y sin protestar. Y lo contado sucede aunque uno haya abonado la tasa al gobierno de Egipto, que es quien actualmente ejerce la soberanía.

 

¿A qué viene tanta explicación? Pues, aunque no sea imprescindible, para entender mejor el evangelio de la misa de este domingo. Unos galileos, ciudadanos israelitas, se desplazan, probablemente de vacaciones por tierras extranjeras y se encuentran con una forastera a su vez. Se entenderían, probablemente en arameo que por aquel entonces era lengua vehicular de pueblos aledaños.

 

Jesús ha salido con los suyos de excursión, tal vez, imagino yo que sería algo semejante a cuando fueron a  Cesarea de Felipe, al pie de las montañas del Líbano. Esta vez se mueven por tierras cercanas a las ciudades-estado de Tiro y Sidón, poblaciones que podríamos imaginarlas como Singapur o Mónaco, de nuestros tiempos.

 

No he podido saber, pese a consultar enciclopedias, si en aquellos tiempos existía algo que pudiera ser semejante a nuestros pasaportes o visados. Ahora bien, una cierta dependencia de un territorio o cultura sí que existía. A aquellas tierras por donde se movían hoy les llamamos Líbano y la buena mujer extranjera cananea, tal vez diríamos que era una fenicia.

 

Se señalan, pues, la pertenencia a tres culturas distintas, que no rivales, de los protagonistas del fragmento proclamado en la misa de este domingo. Pese a que la expresión Tiro y Sidón no sea estricta, sucede en la Biblia algo así como nosotros cuando nos referimos a países nórdicos, sin precisar exactamente de que terreno se trata. Respecto a Tiro, el israelita guardaba buenos recuerdos. De allí le llegaron a Salomón maderas de cedro para edificar su Templo, del que guardaban buena memoria. 

 

El episodio no necesita en sí explicación alguna. Me fijaré solo en algún insignificante detalle.

 

Se hace referencia a un animal, el perro. En traducciones que merecen mucha confianza, se habla de perrito, detalle simpático, pero que no modifica el contenido.

 

La mujer extranjera, excluida su pertenencia de la descendencia de los Patriarcas, acude, suplica, casi exige, la benévola acción del Maestro. Le advierte Él que no está ella incluida en el mandato recibido del Padre. Algo semejante le había dicho a su Madre en Caná de Galilea, con motivo de la boda. Ella no hace caso, como tampoco lo había hecho Santa María. Él Señor no se enfada por ello, la bondad está por encima de la pertenencia a una cultura.

 

Adelanta en ambos casos lo que solicitará en los últimos momentos históricos de su permanencia en la tierra, cuando dijo: id por todo el mundo y predicad el Evangelio…

 

(pese a lo dicho, advierto que quedaba una seria barrera, respetada bajo pena de muerte, la que marcaba el perímetro del Santuario, dentro del gran recinto del segundo Templo, el tan mejorado por Herodes. También está deberá desaparecer, lo advierte Pablo (Ef 2, 14).

 

Para Dios no hay fronteras, no le gustan las endogamias culturales. Quien lea entienda,(Mt 24, 15).

 

Y por si no lo entiende, especifico advirtiendo que es preciso tener en cuenta tal proceder al tratar con tantos migrantes que a nosotros se acercan.