DOMINICA  XXVII   (A)   (Mateo 21, 33-43)

 

-  A través de la alegoría de la vid, en la 1ª lectura del A.T. y mediante la Parábola del Evangelio, se nos recuerdan hoy dos realidades bien distintas:

            -  El inmenso amor de Dios por su pueblo, ¡por nosotros!.

            - Y, el lamentable e insistente rechazo, del pueblo elegido, a ese infinito amor de Dios llegando hasta, dar muerte a su Hijo Unigénito.

- Hoy, (aunque con un cambio de escenario) desgraciadamente, no dejan de tener actualidad esos dos comportamientos:

-  El de Dios, como no podía ser de otra manera, mostrando su amor de infinitas maneras: dándonos a su Hijo, la Iglesia, los Sacramentos y…, toda una multitud de dones personales.

-  Y, aunque sea duro reconocerlo, un significativo menosprecio de Dios, de quienes quisieran ¡como “jubilar” a Dios de la sociedad!.

- En la escena descrita por Cristo en la Parábola, aquel dueño de la viña, constituía un estorbo para los intereses de los inquilinos  y por eso, se lo quitaron de en medio.

- Hoy, lo estamos comprobando, lamentablemente, Dios también molesta e incomoda a muchos, con determinadas verdades de su mensaje: de su Moral, de sus Mandamientos y de las virtudes que proclama.  ¡Son como un estorbo para sus personales intereses y para esa forma de vida hedonista y pagana que ellos quieren llevar

- Esa es la razón por la que, hoy como entonces, (aunque se haga por métodos más “sibilinos”, incluida la complicidad de los propios poderes públicos y mediáticos), ¡se intenta también  jubilar, quitar a Dios de en medio! :

            -  Legislando en contra de la Moral cristiana.

            -  Ridiculizando la virtud y presentado el vicio como virtud.         

            -  Desprestigiando a la Iglesia.

- Promocionando una vida laicista en la que se presenta como                     únicos valores lo inmediato, lo placentero, lo material.

-  Y todo ello, recurriendo a una peculiar semántica, a un lenguaje equívoco, de forma que, se disimulen los inconfesables objetivos que se pretenden. 

- ¡Ojala! que no le falten hoy al Señor hijos fieles que le reconozcamos como Dueño y Señor de la viña de nuestras vidas y sepamos siempre agradecerle la multitud de sus “tareas”, (“¡que pude hacer por mi viña que no haya hecho!”Isaias 5:4),  con las que cuida continuamente de nosotros. G.Soto.

                       

            P R O E M I O            XXVII          Dom. T.O. Ciclo A

 

                           ¡Cuánto debió costarle a Jesús la exposición de esta Parábola en la que trataba de exponer a sus oyentes: ¡El inmenso Amor de Dios a los hombres (“Tanto amó Dios al mundo, que le entregó  a su Único Hijo” Jn.3-16), en contraposición con aquella ingratitud de los hombres para con Dios!

                           ¡Nosotros, gracias a Dios, estamos todavía a tiempo de resarcir aquel ingrato deicidio con nuestra amorosa respuesta a su divino plan de salvación, haciendo así útil y fecunda, en nuestras almas, la entrega de su Vida.

                                                  Guillermo