XXX Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo A
DOS EN UNO
Padre
Pedrojosé Ynaraja
Díaz
TEXTOS
1 Tes 5-10:
Hermanos: Sabéis cuál fue nuestra actuación entre vosotros para vuestro
bien. Y vosotros seguisteis nuestro ejemplo y el del Señor, acogiendo la
palabra entre tanta lucha con la alegría del Espíritu Santo. Así llegasteis a
ser un modelo para todos los creyentes de Macedonia y de Acaya.
Desde vuestra Iglesia, la palabra del Señor ha resonado no sólo en
Macedonia y en Acaya, sino en todas partes. Vuestra
fe en Dios había corrido de boca en boca, de modo que nosotros no teníamos
necesidad de explicar nada, ya que ellos mismos cuentan los detalles de la
acogida que nos hicisteis: cómo, abandonando los ídolos, os volvisteis a Dios,
para servir al Dios vivo y verdadero, y vivir aguardando la vuelta de su Hijo
Jesús desde el cielo, a quien ha resucitado de entre los muertos y que os libra
del castigo futuro.
Mt 22, 34-40
En aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a
los saduceos, formaron grupo, y uno de ellos, que era experto en la Ley, le
preguntó para ponerlo a prueba:
—«Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?».
Él le dijo:
—«"Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu
alma, con todo tu ser".
Este mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a
él:
"Amarás a tu prójimo como a ti mismo".
Estos dos mandamientos sostienen la Ley entera y los Profetas».
COMENTARIO
Lamento,
queridos lectores, que esta temporada la pandemia, con sus peligros que debemos
soslayar, las precauciones que se nos exigen y las reflexiones que nos
suscitan, la redacción de estos comentarios a dos lecturas de la misa del
presente domingo, os lleguen tarde.
Gracias a Dios
conservo la salud, pero al estar inundado por los medios de noticias tristes,
esperanzas frustradas y órdenes cívicas tajantes e irresponsablemente improvisadas,
lesionan la mente y frenan el fluir del pensamiento.
Pero la Palabra
de Dios, hoy y siempre es actual y oportuna.
De todos modos
seré muy breve. Si os agradezco que me leáis y a vosotros os son de utilidad,
no os olvidéis de los que, como los cristianos de Tesalónica, continuamos
pretendiendo que la Palabra de Dios, a partir de nuestra predicación, o de los
mensajes que enviamos por escrito mediante internet, resuene por el ancho
mundo. Sed vosotros, pues, queridos lectores, propagadores de la Fe que otorga
Esperanza y ahuyenta de la depresión que nos hunde.
Respecto al
evangelio solo os advertiré que quienes interpelan al Señor son gente de
categoría social. Generalmente de buena posición económica y cultura que hoy
llamaríamos universitaria, amén de un sentido patriótico que, por sentirse
lejanos al poder de la ciudad de Roma, les rodeaba de un halito de judíos
perfectos, o así se lo creían.
Le preguntan cual es el mandamiento principal y Él, que también es
maestro de la Ley, y más aún que ellos, les cita palabras de la Shemá, (para un judío resulta tal plegaria como el
Padrenuestro para un cristiano), pero añade algo que ellos no ignoraban, pero
que poca importancia le daban, el amor al prójimo. El Señor en cambio, le
otorga idéntica categoría que a la primera parte.
Acabo haciéndoos referencia a una iglesita
de Lourdes, mejor dicho al contenido de su interior. Está situada en un
precioso bosque, en la llamada CITE SAINT PIERRE (SECOURS CATHOLIQUE) a
escasos kilómetros del núcleo de la ciudad. Pues bien, al lado del altar, en
una gran balanza, cuelgan de sus platillos, a la izquierda el
Sagrario. Una inscripción dice “Esto es mi Cuerpo”. En el de la derecha, un
gran globo terráqueo y el apunte “Tuve hambre y me distes de comer”. Os lo
confieso, es la expresión plática mejor que yo conozco de la doctrina que hoy
nos recuerda el evangelio (por internet, acudiendo a la leyenda que aquí
aparece en letras mayúsculas, podréis encontrar una fotografía de tal ingenioso
y pedagógico soporte)