JESUCRISTO, REY DEL UNIVERSO, CICLO A

Padre Pedrojosé Ynaraja Díaz

 

TEXTOS

(Ez 34, 11ss)

Así dice el Señor Dios:
—Yo mismo en persona buscare a mis ovejas siguiendo su rastro.
Como un pastor sigue el rastro de su rebaño cuando se encuentran las ovejas dispersas, así seguiré yo el rastro de mis ovejas; y las libraré, sacándolas de todos los lugares donde se desperdigaron el día de los nubarrones y de la oscuridad.
Yo mismo apacentaré mis ovejas, yo mismo las haré sestear —oráculo del Señor Dios—.
Buscaré las ovejas perdidas, haré volver las descarriadas, vendaré a las heridas, curaré a las enfermas; a las gordas y fuertes las guardaré y las apacentaré debidamente.
En cuanto a vosotras, ovejas mías, así dice el Señor Dios:
—He aquí que yo voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrío.


(I Cor 15,20ss)

Hermanos:
Cristo ha resucitado, primicia de todos los que han muerto.
Si por un hombre vino la muerte,
por un hombre ha venido la resurrección.
Si por Adán murieron todos, por Cristo todos volverán a la vida.
Pero cada uno en su puesto:
primero Cristo como primicia;
después, cuando él vuelva, todos los cristianos;
después los últimos,
cuando Cristo devuelva a Dios Padre su reino,
una vez aniquilado todo principado, poder y fuerza.
Cristo tiene que reinar
hasta que Dios «haga de sus enemigos estrado de sus pies».
—El último enemigo aniquilado será la muerte.
Al final, cuando todo esté sometido, entonces también el Hijo se someterá a Dios, al que se lo había sometido todo.
Y así Dios lo será todo para todos.


(Mt 25,31 ss)

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos:
—Cuando venga en su gloria el Hijo del Hombre y todos los ángeles con él se sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante él todas las naciones.
El separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras.
Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha:
—Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.
Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme.
Entonces los justos le contestarán:
—Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?;¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?;¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?
Y el rey les dirá:
—Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis.
Y entonces dirá a los de su izquierda:
—Apartaos de mí, malditos; id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis.
Entonces también éstos contestarán:
—Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel y no te asistimos ?
Y él replicará:
—Os aseguro que cada vez que no lo hicisteis con uno de éstos, los humildes, tampoco lo hicisteis conmigo.
Y éstos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna.


COMENTARIO

Suena con demasiada frecuencia entre nosotros las palabras monarquía y republica utilizándolas con imprudentes objetivos.

El régimen político monárquico no le cae bien a la Biblia.

Llegado a la Tierra Prometida el pueblo hebreo, se ocupó de inmediato a conquistarla a sangre y fuego, advierto que el significado de la expresión, de acuerdo con el diccionario, es “ con violencia, sin ceder en nada, atropellándolo todo” y refiriéndola a las huestes israelitas, se queda corto. Unos leen tales descripciones por pura curiosidad, como antes se leían las novelas del Oeste y si algo deducen, es que el dios del Antiguo Testamento es un dios cruel. Otros piensan que es pura creación literaria, producto de una imaginación que pretende exaltar y gozarse en antiguas leyendas, para satisfacer su orgullo patrio.

Leer los libros de estilo histórico con interés y pretendiendo sacar provecho religioso, supone cierta cultura y conocimiento de antiguos regímenes sociales. Y la ayuda de Dios y de los comentarios de autores entendidos y honrados.

En el desierto, aquel puñado de esclavos huidos de la opresión faraónica, se descubrieron como pueblo, adquirieron conciencia de que descendían de aquellos Patriarcas que adoraban a un único Dios, dios familiar, que se les prometía un país rico, ellos que descendían de beduinos y especialmente, que eran linaje predilecto del Dios Yahvé, destinado a grandes hazañas. Se concienciaron que les había encomendado una misión de la que no debían desviarse.

No me entretengo en detalles. Su conciencia social y sus decisiones, las tomaban a la manera y del estilo de la anfictiónica griega. La asamblea que convoca Josué en Siquen es un buen ejemplo de ello.

Evolucionó y progreso el pueblo y era dirigido por los que llamamos Jueces. Variopinto ejemplo de que las elecciones de Dios con frecuencia no coinciden con los gustos humanos.

La selección de productos comerciales corresponde hoy en día en buena parte, a los resultados de la propaganda. En aquel tiempo ocurría algo semejante, sin que aun se hubiera inventado la televisión. Pese a ello, el intercambio de noticias, éxitos guerreros y riquezas, era costumbre muy extendida.

Consecuencia lógica, que no acertada, fue que el pueblo hebreo quería ser como los demás. Querían tener un rey. La pedagogía social y los proyectos religiosos estaban a cargo de los profetas, que eran incómodos con frecuencia, pero respetados. Les advirtieron que el Dios de sus padres no quería soberanos, pero no les hicieron caso. y como otras tantas culturas, fueron monárquicos.

El primero, Saul, les salió rana. El segundo David, por buen poeta místico que pudiera llegar a ser, se ocultó en la montaña y fue guerrillero y siendo ya rey, aprovechó la oportunidad para adulterar a su gusto, entre otras lindezas. Su hijo no le fue a menos y convirtió la  herencia política en imperio, fue famoso, poeta, sabio y cruel. A su muerte volvió a dividirse el pueblo escarmentado. En la lista de reyes que recoge la Biblia, pocos de ellos se distinguen por su bondad, concluyendo tal régimen con el pelele Herodes, que no logró ni siquiera que Jesús le dirigiese la palabra.

Analizar los reyes, reyezuelos y emperadores que se han sucedido en el viejo y en los nuevos mundos, sería pura pedantería.

Cualquier comentario hoy y aquí, respecto al régimen republicano, sea de tiempo clásico, moderno o contemporáneo,  no es oportuno que me detenga a reseñar.

Cambio de tercio.

Jesús acepto el calificativo de rey cuando estaba en manos de Pilatos y a punto de ser ajusticiado. No es irónica broma. Era buena situación para proclamar que clase de reinado se atribuía.

No obstante lo dicho, muchos discípulos del Señor quisieron, a través de diferentes tiempos,  bondadosamente llamarle rey, pese a que supusiera en fatales circunstancias jugarse la vida. John Roig Diggle, recientemente beatificado y muchos otros de su tiempo y de otras épocas, murieron mártires aclamando valientemente ¡Viva Cristo Rey! Y su grito, con el sentido que le daban, merece nuestro respeto y aprecio y admiración. Trataré de vivir este domingo repitiéndomelo, dándole el mismo sentido que ellos le dieron.

Advierto que para nada debemos establecer paralelismos con reyes reinantes de la actualidad, son otra cosa.

Jesús es Nuestro Señor. En su Iglesia, Esposa Santa suya, trataré de vivir de acuerdo con sus enseñanzas y en mi interior me repetiré y gritaré entusiasmado si es preciso: Señor mío, mi Maestro y mi Pastor, quiero ser fiel tuyo siempre.

Me he alargado en el comentario, sin hacer referencia a los textos de este domingo, el último de la clasificación litúrgica. El próximo ya será el I de Adviento. Perdóneseme este proceder, si parece extenso erróneo.

Acudo a la parábola. Añado únicamente que a los enfermos, prisioneros y hambrientos en los que se encierra Jesús y que serán sin duda los justos fiscales del Día del Juicio, añadiría ahora Él los emigrantes, del segundo, tercero y cuarto mundo. Marginados socialmente o naufragados en pateras. Titulados en su país de origen o analfabetos.  Geniales o discapacitados mentalmente. Ingenuos infantiles o desgastados ancianos. Creyentes, agnósticos o ateos.