I
DOMINGO DE ADVIENTO (B) (Marcos,
13, 33-37)
- Con este primer Domingo de
Adviento da comienzo el Ciclo B de un nuevo Año Litúrgico que, aunque tiene la
misma duración que el Año Civil, sin embargo, existen diferencias entre ellos,
de fechas y contenido:
- Por
las fechas: el Año civil comienza el 1 de Enero y terminar el 31 Diciembre;
y el Año Litúrgico comienza, el primer
Domingo de Adviento (a finales de Noviembre), y concluye, ese mismo mes, con la
Festividad de Cristo Rey.
- Como
también, por su contenido: el Año Civil se limita a medir el tiempo
según el sistema solar, en 365 días, 12 meses y 4 estaciones;
mientras que el Año
litúrgico, aprovecha ese proceso del
año solar, para presentarnos y ayudarnos a revivir la historia de nuestra
Salvación. La Iglesia, a través
de los distintos “Tiempos” del Año
Litúrgico, trata de facilitar a los fieles cristianos, una personal
vivencia de esa Salvación conquistada
por Jesucristo.
- El Adviento = advenimiento, en el que estamos, nos evoca aquel tiempo de
espera que precedió a la Encarnación del Hijo de Dios Pero la Iglesia nos propone esta etapa de la vida de Jesús para
que, cada uno de nosotros, nos preparemos a esa otra venida personal del Señor
a nuestras vidas.
- Aunque el Evangelio, es
verdad, nos habla de dos venidas del Señor:
- La venida,
ya acontecida, de Jesús, en su Nacimiento en Belén.
- Y su 2ª venida gloriosa, al final de los tiempos.
La Iglesia, al prepararnos para su
venida, no se refiere a estas venidas.
- No tendría mucho sentido que la Iglesia quisiera prepararnos para la
1ª venida, ya acaecida. Ni tampoco, para su última venida, al final de los
tiempos, que no es previsible que vayamos a conocerla. Sin embargo, sí que está
prevista una inexorable venida o encuentro,
de cada uno de nosotros con el Señor: la
del final de nuestra vida terrena. Y, ¡para ese encuentro, para esa venida
del Señor, sí que hemos de prepararnos!, como nos amonesta hoy Jesús:
“Estad preparados porque no sabéis cuando vendrá el dueño de la casa”.!
- El Adviento, preparación para celebrar la Navidad, la 1ª venida del
Señor, le sirve de “pretexto” a la Iglesia para recordarnos que nuestra vida es,
como un continuo “adviento” o espera del Señor. Y que, hemos de estar siempre en
guardia y no olvidar esa vigilancia, que Jesús nos recomienda, a fin de que, nuestro
definitivo encuentro con El, se realice con las máximas garantías.
A esto es a lo que, en
definitiva, nos exhorta hoy Jesús: “¡Vigilad,
no os dejéis seducir por los efímeros valores
de este mundo!¡Que os sepáis "viatores", peregrinos, que no tenéis
aquí vuestra casa definitiva!” G. Soto
P R O E M I O I
Domingo de Adviento (Ciclo B)
Con la Fiesta de Cristo Rey, que
celebramos el pasado Domingo, concluía el Ciclo A del Calendario Litúrgico, que
da paso al I Domingo de Adviento del Ciclo (B) de nuestro Calendario.
En el Evangelio de
este Domingo Jesús nos amonesta a “Vigilar y estar preparados para su venida”. ¿A
qué venida se refiere? No es lógico que se refiera a la venida de su Nacimiento en
Belén, porque esa, ya se realizó. Ni a su última venida al final de los tiempos, que no es previsible que
vayamos a conocerla. Sin embargo, sí es cierta
e inexorable la venida, el encuentro del Señor con cada uno de nosotros al final de nuestra vida terrena.
¡Y a esa real venida
sí es a la que están dirigidas sus
palabras del Evangelio de este primer Domingo de Adviento! ¡Que no caigan
en nosotros, “en saco roto”, sino en,
“el buen terreno” de su Parábola que nos garantiza la Bienaventuranza eterna! Guillermo