CUARTO
DOMINGO DEL TIEMPO DE ADVIENTO
(Ciclo
B)
Lecturas bíblicas:
Abrimos nuestra Biblia y buscamos:
a.- 2 Sam. 7,1-5.8-12.16: El reino de David durará para
siempre.
b.- Rm.16, 25-27: Revelación del misterio mantenido en
secreto desde siglos.
c.- Lc. 1, 26-38: Concebirás en tu vientre y darás a luz un
hijo.
Esquema
1.- Invocación al Espíritu Santo para que sea ÉL quien ore
en nosotros:
V.-Ven Espíritu Santo llena los corazones de tus
fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía Señor tu Espíritu. R.- Y
todas cosas serán creadas. Oremos. Oh Dios que has iluminado los corazones de
tus fieles con la luz del Espíritu Santo haznos dóciles a tus inspiraciones
para que gustemos el bien y gocemos siempre de su consuelo. Por Jesucristo
nuestro Señor. Amén.
2.- Acto Penitencial: Pedimos
perdón al Señor Jesús para que su Palabra nos purifique y podamos orar con un
corazón limpio esta semana (Jn.15,3). Perdón Señor….
-
Señor Jesús, por no esperar en tus promesas. R.-
-
Cristo Jesús, por no orar tu palabra. R.- Cristo…
- Señor Jesús, por no se run buen hijo de Dios. R.-
Señor…
3.- Oración colecta: Derrama
Señor tu gracia sobre nosotros, que por el anuncio del ángel, hemos conocido la
encarnación de tu Hijo, para que lleguemos por su pasión y su cruz a la gloria
de la resurrección. Por nuestro Señor.
4.- Lectio divina: Una vez que tenemos nuestras tres lecturas las
leeremos y escrutaremos, es decir, indagar escudriñar con atención y
minuciosidad cuál es la idea central de cada una de ellas y la anotamos en
nuestro cuaderno. La Lectio la haremos
sólo del Evangelio.
a.- ¿Qué dice el texto? Leemos el Evangelio del próximo
domingo.
- “En
el sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios…, a una doncella desposada con
un varón cuyo nombre era José, de la casa de David; y el nombre de la doncella
era María” (Lc. 1, 26-27).
El
evangelio, nos presenta el misterio de la Anunciación a la Madre del Mesías. El
anuncio, lo hace el arcángel Gabriel, hombre de Dios (v. 26). Todo acontece en
la región de Galilea, tierra de judíos y gentiles (v.19; Is.8,3; Tob.12,15). En
esa región de Nazaret, zona universal, se realiza el anuncio de la Encarnación
del Hijo de Dios (v. 27). María, era virgen, pero ya desposada con
José, destaca el evangelista, que José era de la casa de David, porque los
derechos dinásticos venían por parte del padre. El ángel la saluda a María, con
el: “Alégrate”
(v.28), es una llamada al júbilo mesiánico, eco de la llamada de los profetas a
la Hija de Sión, y como ésta motivada por la venida de Dios entre los hombres
(cfr. Is.12, 6; Sof. 3,14-15; Jl. 2, 21-27). La saluda como llena de gracia,
“gratia plena”, se trata de la plenitud de gracia de parte de Dios, tú que has
sido y sigues estando llena del favor divino, es porque va a ser la Madre de
Dios. “El Señor está contigo” (v. 28), esta expresión se dice de alguna
persona, con una misión particular de parte de Dios, una acción eficaz que
realizará en ella (cfr. Rut.2,4). Ante la turbación de la joven, el ángel se
explaya en el proyecto salvífico de parte de Dios para el hombre pecador.
María, va a ser la Madre del Mesías, por una especial elección divina.
- “Concebirás y darás a luz un hijo a quien pondrás por
nombre Jesús” (Lc. 1, 31ss).
Luego
de invitarla el ángel a no temer, le explica: “Concebirás y darás a luz un hijo
a quien pondrás por nombre Jesús” (v.31). Hay una referencia a la profecía de
la concepción virginal del Mesías (cfr. Is. 7, 14), ella le pondrá el nombre
propio, ya que Emmanuel era el nombre profético (cfr. Mt.1, 18-25). “Le
dará el trono de David su padre” (v. 32). Se sabía que el Mesías sería
hijo de David, desde la profecía de Natán (cfr. 2 Sam. 7, 12-14). “Reinará
sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin” (v. 33). Es el
universalismo mesiánico, reunidas las Doce tribus de Israel; era tarea del
Mesías devolver al judaísmo su unidad ideal y primitiva (cfr. Is. 49,6; Eclo.
48,10). Su reinado, es para siempre, se trata de un mesianismo trascendente, más
allá del tiempo, ya que lo temporal tiene fin, como todas las cosas. Como mujer
israelita, María comprende que será Madre del Mesías, su fecundidad dependerá
del Espíritu Santo (v. 34). El poder del Altísimo, la cubrirá con su sombra,
como el Arca en el AT, y la gloria de Yahvé llenaba la morada (v.35; cfr. Ex.
40, 34; Nm.9,18-22; Lc.9,34; 22,69). El Espíritu Santo, la acción divina,
fecundará a María, bajará a ella, estará en ella, como en el antiguo
tabernáculo, pero al presentar a María como templo, significa que el que va a
morar en ella es Dios: que su Hijo, del que ella va a ser tabernáculo y templo
es el Hijo de Dios. “Lo nacido será santo, será llamado Hijo de Dios” (v. 35).
Bíblicamente, por el hecho de ser creado, puede ser llamado hijo de Dios, como
Adán, pero aquí se deja ver por el contexto, que será por esa concepción
particular, será reconocido públicamente, por lo que realmente es: el Hijo de
Dios, porque Dios tomó carne de María. Será Santo, es título mesiánico (cfr.
Hch. 3, 14; Mc.1, 24; Jn. 6, 69). De todo cuanto le comunica el ángel a María,
le da una señal de confirmación, también su parienta Isabel, espera un hijo en
forma milagrosa, porque para Dios no hay nada imposible (v. 38). Finalmente, si
esta es la voluntad divina, María acepta, proclamándose la esclava del Señor
(v.39), toda una muestra de fe y confianza en la Palabra de Dios y de sus
efectos en el alma, humildad y obediencia. María, se pone en actitud de sierva,
es decir, no tiene ante el Dios Altísimo, otra voluntad que la suya.
b.- Meditación. ¿Qué me dice el texto? ¿Qué palabra o hecho de este
evangelio me habla al corazón? Escoge tu texto o versículo, escríbelo y da
razón de tu elección al grupo. Propongo estos textos, puedes elegir otros. Te
escuchamos.
- “¡Alégrate, llena de gracia! El Señor está contigo” (v.
26). En el saludo se encierra la dignidad de la
Madre Inmaculada, aurora de la salvación que está por llegar.
- “Vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo a
quien pondrás el nombre de Jesús (v.31). La
misión del ángel es anunciar un nacimiento a una joven que ha hallado gracia a
los ojos de Dios.
- “El Espíritu Santo vendrá sobre ti…” (v.35). En
la joven actuará el poder del Padre y el amor del Espíritu, el que nacerá será
Santo.
- Otros testimonios…
c.- Oración. ¿Qué le digo al Señor a propósito de este texto? Escoge un versículo o
palabra del texto, escríbelo, con la que inicias tu oración personal y grupal.
Te escuchamos.
- “No hay nada imposible para Dios” (v.37). Padre
eterno, que siempre pueda confiar en tu acción poderosa. Te lo pido Señor.
- “Hágase en mí tu voluntad” (v.38). Padre eterno,
como a María, ayúdame con la gracia de tu Espíritu a escuchar tu palabra para hacer
tu voluntad en mi vida. Te lo pido Señor.
- Otras oraciones…
d.- Contemplación y acción. ¿A qué me compromete este
evangelio?
- A
dejarme guiar por las mociones, inspiraciones del Espíritu de Dios al servicio
de la Iglesia.
5.- Relectura bíblica que hace Sor Isabel de la Trinidad. Escribe
una poesía en la Navidad de 1903: “Hay uno que comprende el Misterio”. Es el
Verbo, Esplendor del Padre, su Palabra, su Verbo Encarnado, que tiene en
Isabel, su Casa de Dios, donde Jesús viene como Adorador, Revelador y Redentor,
para que ella pueda vivir el “Amo Christum”. La última estrofa está dedicada a
María Inmaculada del Adviento y Navidad. “Madre del Verbo, dime tu misterio./
Dime cómo viviste en este mundo,/ desde la Encarnación, /sumergida en incesante
adoración./ En una paz inefable/ y un misterio silencio/ conociste al Insondable,/
llevando en ti el don de Dios./ Bajo el divino abrazo/ guárdame siempre,
Madre,/ que lleve siempre el sello/ de este Dios todo amor./ Amo Christum” (Obras
Completas. Poesía 88).
6.- Adoración y Alabanza
-
Padre, te alabamos por el misterio de la Encarnación, te alabamos Señor.
-
Padre, te alabamos por el misterio de la Virgen – Madre, te alabamos Señor.
- Padre,
te alabamos por la acción del Espíritu Santo, que obra maravillas en la vida de
los cristianos. Te alabamos Señor.
-
Padre, te alabamos por María del Adviento que nos enseña a acoger el Verbo en
nuestro espíritu. Te alabamos Señor.
- Otras alabanzas…
7.- Preces. Oremos al Padre por
intercesión de la Madre de Dios y Madre nuestra para que escuche la oración de
su pueblo que busca la liberación y espera al Mesías.
- Mira a la Madre de tu Hijo y escúchanos.
-
Padre, que en este tiempo de ya cercano a la Navidad te pedimos que el Espíritu
Santo cubra la Iglesia, y haz que su vida comprometida descubra en el mundo la
gloria del que viene en el nombre del Señor. Oremos.
-
Padre, te pedimos que todos los pueblos de la tierra esperan al Mesías, se les
manifieste su presencia salvadora y acojan la liberación que proclama su
evangelio. Oremos.
-
Padre, te pedimos que tu Hijo que viene, libere a los oprimidos, conceda pan a
los hambrientos, sane a los enfermos. Oremos.
-
Padre, te pedimos que la venida de Jesús a nuestra tierra, alcance la libertad
a los que son esclavos del pecado, y el consuelo a los tristes. Oremos.
-
Padre, te pedimos que renazca en nuestros corazones el belén familiar, la
esperanza de una sociedad más humana y justa especialmente para con los más
pobres. Oremos.
8.- Padre Nuestro…
9.- Abrazo de paz.
10. - Bendición final.
En el rezo individual o en una celebración
comunitaria presidida por un ministro no ordenado, se dice: V. El Señor nos
bendiga, nos guarde de todo mal y nos lleve a la vida eterna. R. Amén.
“Buscad leyendo y hallaréis meditando; llamad orando
y abriros contemplando” (S. Juan de la Cruz).
Página Web de la Parroquia Virgen del Carmen: www.carmelitasviña.cl.
P. Julio González C.
Pastoral de Espiritualidad Carmelitana.