BAUTIZADO Y REVELADO
Fiesta del Bautismo de Jesús. B.
10 de enero de 2021
“Mirad a mi siervo a quien sostengo; mi
elegido, en quien me complazco. He puesto mi espíritu sobre él, manifestará la
justicia a las naciones… La caña cascada no la quebrará, la mecha vacilante no
la apagará”. Dios ha elegido a ese personaje, que ha recibido el Espíritu de Dios
para dar la vista a los ciegos y liberar a los cautivos (Is 42,1-4. 6-7). .
Quebrar en público una caña y apagar la
mecha de un cirio eran gestos que daban cuenta de la aplicación de una pena de
muerte. Pero el elegido del Señor será mensajero de misericordia y de justicia.
Con razón, el salmo responsorial nos invita a proclamar que “el Señor bendice a
su pueblo con la paz” (Sal 28).
En el discurso que recoge el libro de
los Hechos de los Apóstoles, Pedro recuerda que, después de que Juan predicara el
bautismo, Jesús inició su misión en Galilea. Ungido por Dios con la fuerza del
Espíritu Santo, Jesús pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos, porque
Dios estaba con él (Hech 10,34-38).
LA BAJADA AL JORDÁN
El Jordán es un río, pero es tambien un
mensaje. En el evangelio que se proclama en esta fiesta, La imagen del Jordán
nos lleva a evocar algunos momentos importantes de la historia de Israel.
• Jesús se acercó al Jordán, como en
otros tiempos había llegado Josué al frente del pueblo que le había sido
encomendado. También Jesús había de introducir a su pueblo en la tierra de la
verdadera libertad.
• Al Jordán y sus alrededores llegó
Elìas al recibir la misión de defender
la causa del mismo Dios y regresó para clausurar su camino y ser arrebatado a
la gloria. En el Jordán se revelaba también la misión de Jesús.
• Jesús bajó al Jordán, como en otro
tiempo había bajado el leproso Naamán. Pero Jesús no llegaba para curarse de
una enfermedad sino para purificar las aguas que habían de limpiarnos de
nuestras manchas
Así
pues, el Bautismo es el momento de la revelación de Jesús y de la misión que le
ha sido confiada en el mundo.
LA VISTA Y EL OÍDO
El texto evangélico juega con los sentidos de la vista y el oído. Dos
alusiones que nos llevan a recordar a otros dos personajes de la memoria de
Israel.
Al salir de las aguas, Jesús ve rasgarse el cielo y al Espíritu Santo
bajar hacia él “como una paloma”. La paloma
que baja sobre él recuerda la otra paloma que indicó a Noé el fin del
diluvio. Jesús es la tierra firme de la nueva humanidad. La tierra de la
esperanza y de la vida.
Además, tras el bautismo de Jesús en
las aguas del Jordán, se puede escuchar
una voz del cielo que lo reconoce como aquel misterioso Siervo del Señor en el
que Dios decía complacerse (Mc
1,11).
• Como el Siervo del Señor, Jesús ha
sido elegido por el mismo Dios y ha sido enviado como un profeta en el que Dios
se complace.
• Como el Siervo del Señor también
Jesus habrá de afrontar el dolor y las torturas, sabiendo que salvará a sus
hermanos.
- Señor Jesús, sabemos y creemos que tú
eres el Hijo enviado por el Padre. Tú nos ayudas a recorrer nuestro itinerario
por el desierto y nos guías hasta la meta de nuestra esperanza. Tú, nos liberas
de nuestras lepras y nos confías una una misión profética. Que tu Espíritu baje
sobre nosotros. Para que te reconozcamos como nuestro Salvador. Amén.
José-Román Flecha Andrés