DOS MONTES Y
DOS HIJOS
Domingo 2º de
Cuaresma. B.
28 de febrero
de 2021
“No alargues la mano contra el muchacho ni le hagas nada. Ahora he
comprobado que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, tu único
hijo” (Gén 22,12). El ángel del Señor evita que Abrahán sacrifique a su hijo
Isaac en lo alto de un monte. Viendo cómo ha respondido a “la prueba”, Dios le
promete una descendencia tan numerosa como las estrellas del cielo y las arenas
de las playas.
¿Cómo puede Dios pedir a un padre que le ofrezca en sacrificio a su
único hijo? Se olvida que el texto trata de evitar precisamente eso. Viendo a
sus dioses como origen de la vida los cananeos les ofrecían la vida de sus
primogénitos. Pero el Dios de Israel prefiere el sacrificio de un corazón contrito
y humillado. Abrahán es modelo de fe y de obediencia a Dios. Y eso le merece la
bendición deDios.
Al modo de Abrahán nosotros respondemos con generosidad a la llamada de
Dios: “Caminaré en presencia del Señor en el país de los vivos” (Sal 115). San
Pablo nos recuerda que Dios no se reservó a su propio hijo, sino que lo entregó
por todos nosotros (Rom 8,31-34). La generosidad de Dios es mayor que la de
Abrahán. Y en Jesús se hace realidad la figura de Isaac.
EL MONTE Y LA ESCUCHA
En el evangelip de este segundo domingo de cuaresma se nos recuerda la
imagen de la transfiguración de Jesús, narrada este año por el evangelio de
Marcos (Mc 9,1-9). La elección del texto del sacrificio de Isaac es muy
significativa.
• En ambos textos se presenta la imagen del monte que para muchas
religiones es el símbolo de la morada de la divinidad. Se nos sugiere que nos
acerquemos a Dios, alejándonos de todo lo que habitualmente nos distrae en la
llanura.
• En ambos textos se evoca la figura de un padre. En el primero, se
trata de Abrahán, que ha deseado ardientemente un hijo, pero está dispuesto a
sacrificarlo como hacen las gentes de su entorno. En el otro habla Dios que
reconoce a Jesús como su Hijo amado.
• En ambos textos se escucha la voz de Dios. A Abrahán Dios le habla
por medio de un ángel, que le premia por haber escuchado su voz. En el otro, el
mismo Dios exhorta a los discípulos a escuchar su voz que les llega por medio
de su Hijo.
LA PALABRA DE DIOS
En el relato evangélico de la transfiguración de Jesús nos llama la
atención la mención de la palabra en la relación entre lo divino y lo humano.
• En primer lugar, recordamos la palabra de
Jesús. En efecto, él aparece conversando con Moisés y Elías, que representan la
Ley y los Profetas. Y después, Jesús advierte a sus discípulos que no cuenten
lo que han visto en lo alto del monte, hasta que el Hijo del hombre resucite de
entre los muertos. El Hijo de Dios es el mismo mensaje de Dios.
• En
segundo lugar, se oye también una voz que proviene de la nube que cubre a los
discípulos de Jesús. La nube es la imagen de la trascendencia de Dios. Con esas
palabras se evoca uno de los poemas del Siervo del Señor. Dios reconoce en
Jesús a su Hijo amado y exhorta a los discipulos a escucharlo. Solo la escucha
nos salvará.
• En tercer lugar, se regitra la palabra de
Simón Pedro que sugiere preparar un lugar de acampada para Jesús y sus
acompañantes. Pero el evangelista anota que Pedro no sabía lo que decía. Al
bajar del monte, los discípulos comentan que no entienden la alusión de Jesús a
la resurrección. Nuestra ignorancia es la base de nuestra humildad.
- Padre
santo, sabemos que tú te haces presente en nuestra vida entre las sombras de
una nube. Ya que nos concedes el privilegio de poder escuchar tu voz, ayúdanos
a aceptarla con gratitud y a comunicarla con generosidad. Por Jesucristo
nuestro Señor. Amén.
José-Román Flecha Andrés