DOMINGO III CUARESMA CICLO B

PANDEMIA Y CONVERSIÓN

 P. Emilio Betancur

 

Hemos tenido diversas propuestas para salir de la pandemia: reinventarse, abrir los cielos del turismo, resiliencia, volver a empezar, rehabilitar la economía por la producción y el empleo, y el gran invento del trabajo y la educación en casa y la religión sin templos porque la virtualidad desapareció los rituales.

 

Hace pocos meses un monje ortodoxo ruso, propuso a un grupo de científicos pidieran a iglesia que se les prestara una palabra de su fe que les sirviera para salir del desastre del coronavirus, y la palabra era Pascua, muerte y resurrección. Lo que les estaba proponiendo era su experiencia: la fe que en éxodo es un recuerdo para salir: “Yo soy el Señor que te saqué de Egipto, o sea de la esclavitud. No tendrás otros dioses fuera de mi”. Hablar de la fe es un relato de la lista de lo que nos ha sacado Dios; y seguirá librándonos. Así sana Dios los ídolos. La primera lectura tiene otros recuerdos de Yahvé.

 

Pablo dice que los judíos piden milagros, lo mismo nosotros; y los griegos buscan sabiduría que para el mundo de hoy es la técnica. “En cambio, anunciamos un Mesías crucificado, para los judíos un escándalo y para los griegos una insensatez; un Mesías que es poder y sabiduría de Dios. Porque la insensatez y la debilidad de Dios tienen sabiduría y poder mayor que el de los hombres” (segunda lectura). Pero, pasar de los milagros y la sabiduría de hoy al Mesías crucificado no es un esfuerzo sino un don de Dios llamado bautismo; acción o renovación de la muerte y resurrección del Mesías en mi interior por obra del Espíritu Santo para darme la libertad del Espíritu; y poder estar más disponible para ser humano y solidario con los demás. Es acción del Espíritu Santo limpiar mi interior de todos los obstáculos que impiden amar a Dios en el sitio donde vive Él, en el interior de los demás. “Y agregó Jesús: ¡Quiten esto de aquí! ¡No sigan haciendo de la casa de mi Padre un mercado! Él penetraba en el interior de cada uno” (evangelio)

 

Conversión. No vamos a engañarnos con simples remordimientos ante una crisis de tal magnitud. Los remordimientos son juego al ego por su conducta auto punitiva de reproches indefinidos que nunca conducen a un cambio y la mayoría mueren con el tiempo llenos de remordimientos. No ocurre lo mismo con la conversión que es una experiencia nueva por ser radical el cambio que hace el Espíritu de lo sucedido por la felicidad y paz de lo que sucederá por el cambio de vida. En el compartir con Jesús los discípulos van a saber cual es la responsabilidad con los hombres, es decir, van a pasar de discípulos a ser apóstoles. La misión de los discípulos es favorecer la vida después de su experiencia de vivir con Jesús “quien vivió haciendo el bien y que vino para que los hombres tengan vida y vida en abundancia” (Jn 10,10).