LA VERDAD Y LA LUZ

Domingo 4º de Cuaresma, B.

14 de marzo de 2021

 

“El que obra la verdad se acerca a la luz”

(Jn 3,21)

 

Señor Jesús, seguramente nada hay tan difícil como llegar a comprender quiénes somos en realidad. Cada uno de nosotros es un desconocido para sí mismo. No es extraño que gastemos tanto tiempo en ir eliminando las imágenes que no nos gustan. Una y otra vez nos decimos a nosotros mismos: “Yo no soy ese, yo no soy así”.

Después, con una cierta dificultad vamos aprendiendo a pensar en el futuro. El futuro del mundo y de la sociedad. No nos gusta lo que vemos a nuestro derredor. Y nos hacemos críticos y protestones. Al pensar en el futuro, con frecuencia nos decimos: “Yo no quiero ser de esa manera”.

Claro que deberíamos aprender a dejar a un lado esas definiciones negativas para empezar a imaginar y proyectar  la persona que queremos ser. Pero ese ejercicio es aún más difícil. Tú sabes que nos pasamos la mitad de la vida buscando nuestra propia identidad.

Cuando al fin creemos haberla encontrado, tratamos de presentar en público la mejor imagen de nosotros mismos. Y, al intentar esconder aquellos rasgos que no nos gustaban, nos vamos acostumbrando a llevar hoy una máscara y mañana otra. O una mascarilla, por ser más actuales.

Llega un momento en que nos creemos esa imagen que estamos intentando presentar ante la mirada de los demás. A fin de cuentas nos vamos engañando a nosotros mismos.  Nos cuesta trabajo bajar al fondo de nuestra conciencia para tratar de descubrir la profunda verdad de nosotros mismos.     

“Tú nos eres necesario”, como decía el papa san Pablo VI. Necesitamos vivir un encuentro contigo, porque tú eres la verdad. Necesitamos seguir tu camino para descubrir lo que somos y lo que estamos llamados a ser. Necesitamos acercarnos a tu luz, para superar las tinieblas y el miedo a la oscuridad. Para ser realmente una luz en el  mundo como tú nos imaginabas. Solo así podremos llegar a ser lo que tú esperas de nosotros. Amén.

 

José-Román Flecha Andrés