Fiesta. Santa Teresa de Jesús, virgen y doctora (15 de octubre)
"Nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar…"
I. Contemplamos la Palabra
Lectura del libro del Eclesiástico 15,1-6:
El que teme al Señor obrará así, observando la ley, alcanzará la sabiduría. Ella le
saldrá al encuentro como una madre y lo recibirá como la esposa de la juventud;
lo alimentará con pan de sensatez y le dará a beber agua de prudencia; apoyado
en ella no vacilará y confiado en ella no fracasará; lo ensalzará sobre sus
compañeros, para que abra la boca en la asamblea; lo llena de sabiduría e
inteligencia, lo cubre con vestidos de gloria; alcanzará gozo y alegría, le dará un
nombre perdurable.
Sal 88,2-3.6-7.8-9.16-17.18-19 R/. Contaré tu fama a mis hermanos, en medio
de la asamblea te alabaré
Cantaré eternamente las misericordias del Señor,
anunciaré tu fidelidad por todas las edades.
Porque dije: «Tu misericordia es un edificio eterno,
más que el cielo has afianzado tu fidelidad. R/.
El cielo proclama tus maravillas, Señor,
y tu fidelidad, en la asamblea de los ángeles.
¿Quién sobre las nubes se compara a Dios?
¿Quién como el Señor entre los seres divinos? R/.
Dios es temible en el consejo de los ángeles,
es grande y terrible para toda su corte.
Señor de los ejércitos, ¿quién como tú?
El poder y la fidelidad te rodean. R/.
Dichoso el pueblo que sabe aclamarte:
caminará, oh Señor, a la luz de tu rostro;
tu nombre es su gozo cada día,
tu justicia es su orgullo. R/.
Lectura del santo evangelio según san Mateo 11,25-30:
En aquel tiempo, exclamó Jesús: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra,
porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado
a la gente sencilla. Sí, Padre, así te ha parecido mejor. Todo me lo ha entregado
mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino
el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que
estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de
mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis vuestro descanso.
Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera.»
II. Oramos con la Palabra
SEÑOR, en la fiesta de la primera Doctora de la Iglesia, Santa Teresa, recuerdo
en tu presencia cómo te amaba, qué aprecio tenía por vivir y morir hija de la
Iglesia, con cuánta sencillez quiso vivir, porque “slo Dios basta”. Fuiste tú quien
adornó a Teresa de las grandes cualidades humanas y de la sabiduría del cielo,
porque te revelas a la gente sencilla. Te pido parte de esos dones del cielo, para
mí y para sus hijas las Carmelitas: amarte más y hablar con entusiasmo y
valentía de ti.
Esta oración está incluida en el libro: Evangelio 2011 de
EDIBESA.
III. Compartimos la Palabra
En este día toda la Iglesia estamos de fiesta por una gran mujer, española del
siglo XVI, virgen y doctora de la Iglesia: santa Teresa de Jesús. La Palabra de
Dios es la que nos va a llevar a descubrir cómo fue ella, y qué tiene que ver con
cada uno de nosotros.
“Lo llena de sabiduría e inteligencia... le dará un nombre
perdurable."
Vamos a compartir la Palabra fijándonos en la oración de la liturgia de esta
fiesta, que comienza diciendo: “Seor Dios nuestro, que por tu Espíritu has
suscitado a santa Teresa de Jesús, para mostrar a tu Iglesia el camino de la
perfeccin…” Preguntémonos: y cmo nos muestra hoy este camino de la
perfeccin? en qué consiste? El libro del Eclesiástico nos responde: “El que
teme al Señor obrará así, observando la ley, alcanzará la sabiduría”.
El papel más importante que cada uno tenemos en el camino de seguimiento a
Jesucristo es el de “querer”: querer estar con Él, esto es, “temer al Seor”, no
querer separarnos nunca de Él. “Apoyados en Él, la sabiduría, no vacilaremos,
confiados en ella no fracasaremos”. Slo así podrá ser ella quien lleve el timn
de nuestras vidas y quien vaya realizando su obra de amor en nosotros.
“Aprended de mí...”
Esta es la clave: “Aprender de Jesucristo”. Descubrir cmo santa Teresa de Jesús
aprendió de Él, para hacerlo también cada uno de nosotros. La oración de esta
fiesta continúa pidiendo: “concédenos vivir de su doctrina”. Cuál es su doctrina?
La doctrina de esta doctora de la Iglesia no puede ser otra que un reflejo de la
de Jesucristo, su Persona, su Palabra: vivir en accin de gracias: “te doy gracias
Padre…”; en sencillez: “porque estas cosas se las has revelado a la gente
sencilla”; en el cansancio y agobio… “venid a mí, y yo os aliviaré”; cargando con
su yugo y aprendiendo de Él, que es “manso y humilde de corazn”. Por este
camino… “encontraréis vuestro descanso”.
Así caminó Teresa de Jesús, y fue santa. Sabemos que este es el deseo de Dios
para cada uno de nosotros, pero… nos lo creemos de verdad? Y porque Él nos
conoce muy bien… concluye la oracin pidiendo: “Seor, enciende en nosotros
el deseo de la verdadera santidad!”.
MM. Dominicas Monasterio Ntra. Sra. de la Piedad
Palencia
Con permiso de dominicos.org