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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
Día 27 de Diciembre
Salmo 96
San Juan, apóstol y evangelista
Después de Esteban, el testimonio del apóstol Juan. Otro gran testigo que
nos ayuda a profundizar en el misterio de la Navidad y a la vez relaciona
estrechamente a ese Niño recién nacido con el Cristo que nos salva a través de su
entrega pascual y su resurrección. Juan es el teólogo de la Pascua. Estuvo al pie de
la cruz, con María, la Madre, y luego vio el sepulcro vacío.
Pero también es el teólogo de la Navidad. Nadie como él ha sabido condensar
la teología del Nacimiento de Cristo: la Palabra, que era Dios, se ha hecho hombre.
No es de extrañar que el salmo nos invite insistentemente: “alegraos, justos,
con el Señor. Amanece la luz para el justo y la alegría para los rectos de corazón”.
Para los que se saben amados y salvados por Dios todo es luz y fiesta.
La tierra se alegra porque ha visto al Salvador. Quienes, unidos a Cristo,
vivamos en la justicia y el derecho, colaboraremos para que todos los pueblos vean
la gloria de Dios. Ciertamente sólo al final veremos cara a cara al Señor y
reinaremos junto con Cristo. Sin embargo, ya desde esta vida, hemos de ser
testigos del Reino de Dios, que es justicia, paz y gozo en el Espíritu del Señor. La
Iglesia peregrina de Cristo tiene como vocación transparentar la presencia de su
Señor en el mundo. Quienes, por medio de ella, se encuentren con Jesucristo,
deben encontrar esa alegría, paz, bondad, misericordia y gozo que proceden de
Dios.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)