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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
Día 28 de Diciembre
Salmo 123
Los santos inocentes
Como el día de san Esteban, nuevamente hoy contemplamos la dureza del
camino de Jesús. La fuerza de mal que hay en el mundo envuelve a Jesús desde el
comienzo de su vida, y acabará clavándolo en la cruz.
Lo que más destaca en la fiesta de hoy es la fuerza del Dios que es más
fuerte que todo el mal que los hombres podamos hacer: los Inocentes, sin saberlo,
han compartido la muerte de Jesucristo y ahora comparten por siempre su gloria.
En Dios, todo es gracia. Y al final del camino humano está su vida.
Ante nosotros tenemos el Salmo 123, que bien podemos poner en labios de
los santos Inocentes, pero también es un cántico de acción de gracias entonado por
toda la comunidad en oración que eleva a Dios la alabanza por el don de la
liberación. El salmista estimula a todo el pueblo a elevar una acción de gracias viva
y sincera al Dios salvador. Si el Señor no hubiera estado de parte de las víctimas,
éstas, con sus pocas fuerzas, no hubieran sido capaces de liberarse y sus
adversarios, como monstruos, les hubieran descuartizado y triturado.
San Agustín ofrece un comentario articulado a este salmo. En primer lugar,
observa que este salmo propiamente lo cantan los “miembros de Cristo, que han
alcanzado la felicidad”, en este caso los santos Inocentes. En realidad, “lo han
cantado los santos mártires, quienes habiendo salido de este mundo, están con
Cristo en la alegría, dispuestos a retomar incorruptos esos mismos cuerpos que
antes eran corruptibles. En su vida, sufrieron tormentos en el cuerpo, pero en la
eternidad esos tormentos se transformarán en adornos de justicia”.
Pero en un segundo momento el obispo de Hipona nos dice que también
nosotros podemos cantar este salmo con esperanza. Declara: “También nosotros
estamos animados por una esperanza segura cantaremos exultando. No son
extraños para nosotros los cantores de este Salmo… Por tanto, cantemos todos con
un solo corazón: tanto los santos que ya poseen la corona como nosotros, que con
el afecto nos unimos a su corona. Juntos deseamos esa vida que aquí abajo no
tenemos, pero que nunca podremos tener si antes no la hemos deseado”.
San Agustín vuelve entonces a la primera perspectiva y explica: “Los santos
recuerdan los sufrimientos que afrontaron y desde el lugar de felicidad y de
tranquilidad en el que se encuentran miran el camino recorrido; y, dado que
hubiera sido difícil alcanzar la liberación si no hubiera intervenido para ayudarles la
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mano del Liberador, llenos de alegría, exclaman: “Si el Señor no hubiera estado de
nuestra parte”. Así comienza su canto. No hablan ni siquiera de aquello de lo que se
han librado por la alegría de su júbilo” 1 .
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)
1 San Agustín, Comentario al Salmo 123, cit. por Benedicto XVI: 22 de junio de 2005