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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
Sábado
Salmo 95
El Salmo comienza con una invitación festiva a alabar a Dios, invitación que
se abre inmediatamente a una perspectiva universal: “Cante al Señor, toda la
tierra” (versículo 1). Los fieles son invitados a contar la gloria de Dios “a los
pueblos” y después a dirigirse a “todas las naciones” para proclamar “sus
maravillas” (v. 3). Es más, el salmista interpela directamente a las “familias de los
pueblos” (v. 7) para invitar a dar gloria al Señor. Por último, pide a los fieles que
digan “a los pueblos: el Señor es rey” (v. 10), y precisa que el Señor “juzga a los
pueblos” (v. 10) 1 .
El gesto fundamental frente al Señor rey, que manifiesta su gloria en la
historia de la salvación es, por tanto, el canto de adoración, de alabanza y de
bendición. Estas actitudes deberían estar presentes también en nuestra liturgia
cotidiana y en nuestra oración personal.
Digamos a todos hoy, con el salmista: Bendigamos el Nombre del Señor,
proclamemos día tras día su victoria. Contemos a todos los pueblo su gloria, sus
maravillas a todas las naciones. Digamos a todos los pueblos: el Señor es Rey, un
Rey que gobierna a los pueblos rectamente. Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto contiene, vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque, delante del Señor, que ya llega, ya llega a regir la
tierra. ¡Que todos nos sometamos a su imperio!
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)
1 Juan Pablo II, Audiencia del Miércoles 18 de setiembre del 2002