¿Habrá otra frase tan preferida de los políticos como: “Den al Cesar lo que
es del Cesar”?.
Domingo 29 ordinario 011 A
Cuando se trató de quitarse de encima a Cristo Jesús, todos sus enemigos, aunque
entre sí eran irreconciliables, se unieron como si hubieran sido hermanos. Así, los
fariseos, le enviaron a Cristo una embajada que halagaba exteriormente su labor y
su mensaje salvador. Pero la intención era perversa, pues querían un motivo, uno
solo. para hacerlo caer y tener de qué acusarlo. Deben haberlo pensado muy bien
como hacen los que obran el mal y así le preguntaron sobre la conveniencia o no de
pagar el tributo al Cesar romano. Cualquier respuesta de Cristo sería
comprometedora, pues si afirmaba que sí, le harían ver al pueblo que su
seguimiento era vano, pues Jesús era pro-romano y dejarían en seguida de
seguirle, y si afirmaba lo contrario, el procurador romano de ese tiempo,
implacable, lo habría considerado al instante como enemigo del pueblo romano y
rápidamente lo habría hecho desaparecer. Pero la respuesta de Cristo fue tajante,
y puso a la vista la mala voluntad de aquella embajada. Simplemente les pidió que
le mostraran una moneda de las que sus enviados traían en sus bolsos, aunque
como buenos judíos eso les estaría prohibido. Y tuvieron que sacar una moneda con
la inscripción romana con la efigie del cesar en turno, que se consideraba “Augusto”
o sea casi divino. Y de ahí la frase de Cristo que nos ocupa: “ Devuelvan´ al Cesar
lo que es del Cesar, y a Dios lo que es de Dios”.
De paso diremos que los políticos conocen a la perfección la frase de Cristo pero
sólo en la primera parte, pues reclaman para sí la atención de los ciudadanos y
sobre todo sus impuestos, pero desconocen olímpicamente la segunda por
considerar que Dios y la Iglesia tienen que quedarse dentro de los muros de sus
templos quedándose absolutamente sin competidor. Es desconocer que Dios tiene
una palabra que decir en la organización y en el trayecto ordinario de los hombres
en sociedad y en convivencia. No tan fácilmente podemos ignorar al Señor de
nuestras instituciones políticas, so pena de la situación de violencia, de maldad y de
injusticia que todos estamos viviendo. Si estamos obligados con nuestra sociedad,
también lo estamos con el Señor que nos ha dado la vida y con Cristo que tomó
nuestra condición pero nunca consideró someterse a poderes que se consideraban
como los dueños absolutos de nuestro mundo.
Y tendremos que agregar que Cristo puso las cosas en su lugar, al considerar que
ningún poder sobre la tierra tiene ni la primacía ni la exclusividad y nadie puede
invocar a Dios a favor de su propio partido, y de paso les pide a sus seguidores que
no se hagan tontitos y colaboren en justicia con las autoridades constituidas
trabajando a brazo partido por el bien común de los hombres, para que triunfe la
justicia y la equidad, para que todos los hombres tengan una condición digna de
hijos de Dios. Tan cierto es esto, que el Concilio Vaticano II llega a afirmar (n.43):
“El cristiano que falta a sus obligaciones temporales, falta a sus deberes con el
prójimo; falta, sobre todo, a sus obligaciones para con Dios y pone en peligro su
eterna salvación. Siguiendo el ejemplo de Cristo, quien ejerció el artesanado,
alégrense los cristianos de poder ejercer todas sus actividades temporales haciendo
una síntesis vital del esfuerzo humano, familiar, profesional, científico o técnico, con
los valores religiosos, bajo cuya altísima jerarquía todo coopera a la gloria de Dios”.
Ysiguiendo al mismo Concilio, terminamos afirmando: “No se creen, por
consiguiente, oposiciones artificiales entre las ocupaciones profesionales y sociales,
por una parte, y la vida religiosa por otra“. A Dios lo que es de Dios y al Cesar
también lo suyo.
El Padre Alberto Ramírez Mozqueda espera sus comentarios en
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