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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
Jueves después de ceniza
Salmo 1
La primera palabra del salmo es: dichoso, para mostrarnos que su
preocupación es la felicidad del ser
humano, su dicha. Con otras palabras, trata de aquello que más buscamos en la
vida: la felicidad.
El salmo 1 muestra el conflicto entre el justo y los injustos. Afirma que el
justo es feliz porque no participa en la vida de los injustos.
Tenemos una especie de sentencia inapelable contra los injustos-pecadores
en el momento del Juicio. Sólo al final se nos revela el porqué, y aquí es donde
entra Dios en escena; él es el aliado de los justos, mientras que el camino de los
injustos acaba mal.
Tenemos, al menos, dos imágenes poderosas, una en cada parte. En la
primera, el justo es comparado con un árbol sorprendente por su vitalidad y
fecundidad. El justo se compara con un árbol al que no afecta la sequía, cuyas
hojas se mantienen siempre verdes y queda frutos en sazón.
La otra imagen es exactamente la contraria; la paja que arrebata el viento.
Aquí hay que recordar cómo trabajaban los agricultores de aquella época-y cómo se
sigue trabajando todavía en algunos lugares-: se trilla la mies en la era batiéndola.
Hecho lo cual, se retira la paja más gruesa y se avienta el grano. La paja de la que
habla el salmo 1 es el polvillo que, al arrojar al aire se lleva lejos de la era. Así son
los injustos. Estas dos imágenes, a pesar de estar tomadas de la vida del campo,
muestran un contraste increíble; el justo está lozano como un árbol; el injusto
desaparece como la paja.
Dichoso el hombre que no acude al consejo de los injustos, ni anda por el
camino de los pecadores, ni se sienta en la reunión de los cínicos. Sino que su gozo
está en la ley del Señor, y medita su ley día y noche.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)