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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
I Semana de Cuaresma
Viernes
Salmo 129
El salmo 129 comienza con una voz que brota de las profundidades del mal y
de la culpa (cf. vv. 1-2). El orante se dirige al Señor, diciendo: “Desde lo hondo a ti
grito, Señor”. El salmista reconoce sus pecados, y, por tanto, su rehabilitación
espiritual sólo depende de la misericordia infinita de su Dios.
Los sentimientos de profunda humildad contrastan con la ciega esperanza en
la misericordia divina. Lejos de sentirse el salmista alejado de su Dios, toma fuerzas
de su debilidad para acercarse confiadamente al que le puede rehabilitar en su vida
espiritual. Los atributos y las promesas divinas le dan pie para fundar su esperanza.
El salmista se siente anegado en un abismo de inquietudes y de pesares; por
eso, desde lo profundo de su aflicción se dirige a su Dios para que le preste auxilio,
rehabilitándolo en su vida de amistad con Él. En realidad, su esperanza está en su
misericordia y su prontitud al perdón, pues si no olvida los pecados y los guarda
cuidadosamente en su memoria, reteniendo la culpabilidad de los hombres, ¿quién
podrá subsistir o mantenerse incólume ante su tribunal? Nadie puede hacer frente a
las exigencias de la justicia divina. Pero la medida con que trata a sus siervos no es
la de la justicia, sino la de la extrema indulgencia, invitándoles así a un temor
reverencial basado en el agradecimiento del que ha sido perdonado.
Basado en esta indulgencia del Señor, el salmista espera en Él con
impaciencia y ansiedad más que los centinelas por la aparición de la aurora para ser
relevados de su puesto de vigilancia. En esta espera ansiosa, el salmista representa
a Israel como colectividad nacional, vejado por pueblos opresores, y ansioso de
redención.
La longanimidad e indulgencia de Dios dan confianza al pueblo elegido para
pedir su plena rehabilitación a pesar de sus numerosas iniquidades, como observa
san Ambrosio: “…nadie pierda la confianza, nadie desespere de las recompensas
divinas, aunque le remuerdan antiguos pecados. Dios sabe cambiar de parecer, si
tú sabes enmendar la culpa”
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)