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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
II Semana de Cuaresma
Miércoles
Salmo 30
El salmo 30, que hemos escuchado, aunque bien se puede poner en labios de
Jeremías, sin embargo, se canta el Viernes Santo, ya que Jesús en la cruz, tomó de
él, su “última palabra” antes de morir: “En tus manos, Señor, encomiendo mi
Espíritu” (Lucas 23,46). En realidad, quién mejor que Jesús pudo decir: “Soy el
hazmerreír de mis adversarios...”. Fariseos, Escribas, bribones... se burlaban de El.
No se contentaron con matarlo, se ensañaron y lo envilecieron, entregándolo a los
ultrajes humillantes de la soldadesca...
Habiendo puesto este salmo “en labios” de Jesús, hay que ponerlo “en
nuestros propios labios”, repetirlo por cuenta nuestra, y para el mundo de hoy.
¡Hay tantos enfermos, en los hogares y en los hospitales! ¡Tantos perseguidos,
tantos despreciados, tantas personas consideradas como “cosas”! ¡Tantos aislados,
abandonados!, otros excluidos y desplazados porque estorban a los de arriba…
Pero vayamos hasta el fin del salmo, y presentemos a Dios nuestra confianza
y pongamos en Él nuestro destino, como el salmista: “confío en Ti, Señor, ¡Tú eres
mi Dios!”. “En tu mano está mi destino... En tus manos encomiendo mi espíritu”.
“Sálvame, Señor, por tu misericordia”. En el atardecer, antes de acostarnos,
pongámonos en las manos del Padre, a semejanza de Jesús, y también saldremos
victoriosos como Él.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)