1
Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
III Semana de Cuaresma
Jueves
Salmo 94
La Iglesia nos propone recitar este salmo cada mañana, esto no es mera
casualidad. La invitación a la alegre alabanza del comienzo, es una invitación diaria.
Encontramos en este canto varias exhortaciones , que invitan a la asamblea a
participar activamente en la celebración: “vengan, aclamen, griten... entren,
póstrense”. A cada invitación, la muchedumbre responde mediante una fórmula
ritual estereotipada de asentimiento, que comienza por “sí”: “sí, el gran Dios, es el
Señor”... (La creación) “Sí, él es nuestro Dios”...
Ahora nos fijamos en el final del salmo que nos dice: “Ojalá escuchéis hoy su
voz”.
Enseguida, después de estas palabras, el salmo continua: “No endurezcan el
corazón”. También Jesús ha hablado muchas veces de la dureza del corazón. Se
puede oponer resistencia a Dios, uno puede cerrarse a Él y negarse a escuchar su
voz. El corazón duro no se deja plasmar.
A veces no se trata ni siquiera de mala voluntad. Es que cuesta reconocer
“esa voz” en medio de muchas otras voces que resuenan dentro. Muchas veces el
corazón está contaminado de demasiados ruidos ensordecedores: son inclinaciones
desordenadas que conducen al pecado, la mentalidad de este mundo que se opone
al proyecto de Dios, las modas, los “slogan” publicitarios. Sabemos lo fácil que
resulta confundir las propias opiniones, los propios deseos con la voz del Espíritu en
nosotros y lo fácil que es, por consiguiente, caer en caprichos y en lo subjetivo.
Nunca tengo que olvidar que la Realidad está dentro de mí. Tengo que hacer
callar todo en mí para descubrir la voz de Dios. Y tengo que extraer esa voz como
se rescata un diamante del barro: limpiarla, sacarla a relucir y dejarse guiar por
ella. Entonces también podré ser guía para otros, porque esa voz sutil de Dios que
empuja e ilumina, esa linfa que sube del fondo del alma, es sabiduría, es amor y el
amor se debe dar. “Ojalá escuchéis hoy su voz”.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)