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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
IV Semana de Cuaresma
Lunes
Salmo (29) 30,2.4-6.11-13
. El salmo, al igual que las lecturas, es optimista: “me has librado, sacaste mi
vida del abismo, me hiciste revivir, cambiaste mi luto en danzas; Señor, te daré
gracias por siempre”.
Este salmo es un himno eucarístico, de acción de gracias, de un justo que,
después de hallarse postrado en el lecho del dolor, fue liberado, gracias a la
intervención divina, de una muerte segura. Después de invitar a los piadosos, a los
fieles del Señor, a gozarse con él por el favor conseguido, ensalzando la bondad de
Yahvé, relata cómo, a causa de un acto de presunción, el Señor apartó su rostro de
él, privándole de su protección y dejándolo en un estado de postración física y de
peligro de muerte. Angustiado, clamó a Él, quien le salvó de aquella situación
comprometida. Por ello, su duelo se cambió en alegría, pues se veía ya a las
puertas del sepulcro. Agradecido, cantará eternamente las alabanzas de su Dios.
Dios jamás olvidará, ni abandonará a sus hijos. Aún en medio de las grandes
pruebas; aún en medio de las grandes persecuciones, Dios permanecerá siempre a
nuestro lado, y jamás permitirá que nuestros enemigos se rían de nosotros.
Confiemos en el Señor y Él nos salvará. Y aún cuando en algún momento
pareciera como que somos vencidos, Dios hará que incluso nuestra muerte tenga
sentido de salvación, pues tanto en vida como en muerte somos del Señor.
Abrámonos a la esperanza: como Cristo, veremos que el Señor sacará, finalmente,
nuestra vida del abismo y en la mañana de la parusía nos visitará el júbilo . Por ello,
digamos, alegres en la esperanza: Te ensalzaré, Señor, porque, en la esperanza,
me has librado, cambiando mi luto en danzas .
Padre amante, Dios clementísimo, no permitas que nuestros enemigos se
rían de nosotros: como sacaste la vida de tu Hijo del abismo y le hiciste revivir
cuando bajaba a la fosa, cambia así también nuestro luto en danzas y, si en el
atardecer de este siglo nos visita el llanto, haz que por la mañana de tu retorno nos
visite el júbilo y en él vivamos, por los siglos de los siglos.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)