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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
IV Semana de Cuaresma
Martes
Salmo (45) 46,2-3.5-6.8-9
“El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios de
Jacob”. “Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza”.
A los cristianos de nuestro tiempo nos es necesaria la confianza plena
expresada en este salmo. No todo va bien, ni en el mundo ni en la Iglesia. Algunos
de los males de nuestros días, con frecuencia, nos atemorizan en exceso; las
injusticias del mundo, las infidelidades de muchos en la Iglesia nos pueden parecer
dificultades aptas para descorazonar incluso a los más fuertes. Pero no, aunque
hiervan y bramen las olas, «más potente que el oleaje del mar, más potente en el
cielo es el Señor» (Sal 92,4). Por eso la Iglesia, sabiendo que Dios está en ella, no
vacila y sabe esperar contra toda esperanza.
En medio de un mundo en el que en muchos de sus ambientes se va
generando una esterilidad de obras buenas y una fecundidad en obras pecaminosas
y destructivas, la Iglesia, que posee en abundancia, más aún, en plenitud el
Espíritu de Dios, debe ser como un río que no sólo alegre al mundo, sino que lo
fecunde para que vaya surgiendo una nueva sociedad que viva y camine en el
amor.
Dios está con nosotros no sólo como un huésped que nos da dignidad; Él
está con nosotros para que en su Nombre podamos continuar su obra de salvación
en el mundo. “El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro alcázar es el Dios
de Jacob”. “Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza”.
No tememos, Señor, aunque tiemble la tierra, porque sabemos que nuestro
alcázar eres tú, que tú estás con nosotros y nos socorres como poderoso defensor
en el peligro; haz que crezca siempre esta nuestra esperanza hasta que un día
podamos contemplar, cara a cara, tus maravillas, en tu alegre ciudad, por los siglos
de los siglos.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)