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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
IV Semana de Cuaresma
Miércoles
Salmo 144
“El Señor es compasivo y misericordioso”. Este salmo es un canto a los
atributos divinos manifestados en las obras portentosas del Señor en favor del
hombre. En todas sus obras aparece su bondad y su cariño. Todo nos habla de su
amor. Hay que aprender a leer en las criaturas y en la historia la fidelidad de Dios a
sus promesas y a su amor eterno ratificado por Jesús: “De tal manera amó Dios al
mundo, que le dio a su Hijo Unigénito” (Jn 3,16).
La mano pródiga de Dios está siempre abierta a las necesidades de los
hombres, amparando particularmente a los humildes y desvalidos.
Todas las criaturas dependen de la providencia de Dios, y por eso están
anhelantes esperando que les envíe sus bienes para subsistir. Particularmente, con
los hombres fieles y piadosos se muestra generoso y complaciente, respondiendo a
sus invocaciones en los momentos de necesidad. En cambio, a los impíos les envía
el castigo merecido por vivir al margen de la ley divina.
“Este salmo -decía san Juan Crisóstomo- es digno de que le prestemos la
mayor atención; es justo que quien ha sido hecho hijo de Dios, que quien participa
en su mesa espiritual glorifique a su Padre». San Juan Crisóstomo comprendió bien
que este salmo habla de nuestro Padre, pues, en definitiva, canta el misterio de
nuestra adopción divina, los favores de aquel que es cariñoso con todas sus
criaturas .
Te damos gracias, Señor, porque eres cariñoso con todas tus criaturas,
porque has querido que no nos falte ninguna clase de bienes celestiales; ayúdanos
a ponderar siempre tus obras y a contar tus hazañas, explicando a los hombres la
gloria de tu reinado.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)