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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
IV Semana de Cuaresma
Jueves
Salmo 105
Dios hizo maravillas en su favor, pero “bien pronto olvidaron sus obras; se
olvidaron de Dios su salvador, que había hecho prodigios en Egipto”.
Ese era el problema de Israel, fuente y raíz de todos sus demás problemas:
tenía poca memoria. Las gentes de Israel habían visto las mayores maravillas que
ningún pueblo viera jamás en su historia. Pero se olvidaron. Nada más ver el
milagro, se olvidaban de él. Sintieron de mil maneras la protección visible de Dios,
pero pronto se encontraban como si nada hubiera pasado, y volvían a temer los
peligros y a dudar de que el Señor pudiera salvarlos de ellos, a pesar de haberlo
hecho tantas veces con fidelidad absoluta. Con eso ellos sufrían y provocaban la ira
de Dios. Esa era la gran debilidad de Israel como pueblo: tenía poca memoria.
“Nuestros padres en Egipto no comprendieron tus maravillas; no se
acordaron de tu abundante misericordia”.
También yo tengo poca memoria, Señor. Me olvido. No me acuerdo de lo que
has hecho por mí. Las intervenciones evidentes de tu misericordia y tu poder en mi
vida se me escapan de la memoria en cuanto me enfrento a la incertidumbre de un
nuevo día. Vuelvo a temer, a sufrir y, lo que es peor, a irritarte a ti, que tanto has
hecho por mi y estás dispuesto a hacer mucho más... si es que yo te dejo hacerlo
abriéndome a tu acción con gratitud y confianza.
Haz que entienda, Señor, haz que recuerde. Enséñame a darle a cada uno de
tus actos en mi vida el valor que tiene como ayuda concreta y como señal
permanente. Enséñame a leer en tus intervenciones el mensaje de tu amor, para
que nunca me olvide y nunca dude, de que estarás conmigo en el futuro como lo
has estado en el pasado.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)