1
Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
Semana Santa
Martes
Salmo 70
“A ti, Señor, me acojo, inclina a mí tu oído y sálvame”. En el Salmo 70
encontramos como una especie de oración de un anciano abandonado, pero que no
ha perdido la esperanza en el auxilio de Dios. Es, por eso, la oración de la Iglesia en
la hora de la prueba y también de toda alma atribulada que busca en medio de las
tinieblas que la rodean la Luz esplendorosa de Cristo: “A Ti, Señor, me acojo; no
quede yo derrotado para siempre; Tú, que eres justo, líbrame y ponme a salvo,
inclina a mí tu oído y sálvame”.
Que Dios esté siempre junto a nosotros, no sólo como poderoso defensor,
sino como nuestro Padre, pues Él es quien nos llamó a la vida.
Desde el seno de nuestra madre nuestra vida se va desarrollando conforme a
sus designios de amor y de salvación. Por eso, en los momentos de angustia no nos
olvidemos del Señor, y sabiendo que Él nos ama, acudamos a Él para confiar en Él
toda nuestra vida.
El Señor, clavado en la cruz, nos da muestra de esta esperanza y confianza
que siempre hemos de depositar en Dios nuestro Padre, cuando con sencillez le
dice: En tus manos encomiendo mi espíritu. Puestos en manos de Dios, Él velará
por los suyos para siempre.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)