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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
Viernes
Salmo 56
El salmo 56 es la oración de un perseguido: el salmista se ve echado entre
leones devoradores de hombres, con una fosa ante sus pies para que caiga en ella .
Pero, a pesar de tanto peligro, se siente seguro, en paz, e incluso es tanta la
seguridad que tiene del auxilio de Dios, que se ve ya librado y entona un canto de
acción de gracias: Mi corazón está firme; voy a cantar y a tocar .
Este salmo puede ser el telón de fondo de nuestra oración, sobre todo por la
mañana, hora de la resurrección de Cristo. Estamos, es cierto, rodeados de peligros
y dificultades; nuestro enemigo, el diablo, ronda buscando a quien devorar, pero
nuestra esperanza tiene su firme fundamento en la contemplación del Señor
resucitado. También él fue tentado, también él vio una red tendida a sus pasos,
pero cayeron en ella sus enemigos, la muerte y el pecado, mientras él experimentó
cómo Dios Padre, desde el cielo, le envió la salvación, arrancándolo del sepulcro.
Acrecentemos nuestra esperanza: de todas nuestras angustias nos librará el
Señor (2 Tm 3,11) y despertemos la aurora de este nuevo día dando gracias a Dios,
que nos ha hecho renacer a una nueva esperanza por medio de la resurrección de
Jesucristo de entre los muertos (cf. 1 Pe 1,3).
En la tradición cristiana el salmo 56 se ha transformado en canto del
despertar a la luz y a la alegría pascual, que se irradia en el fiel eliminando el miedo
a la muerte y abriendo el horizonte de la gloria celestial.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)