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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
VI Semana de Pascua
Sábado
Salmo 46, 2-3.8-9.10
“Aclamen a Dios con gritos de júbilo, porque Dios es el rey del mundo”. La
liturgia cristiana ha aplicado este salmo a la Ascensión del Señor. Partiendo de su
escondimiento, cumplió su peregrinación, hasta ser exaltado y sentarse en el trono
del cielo; desde allí afirma su dominio sobre todos los pueblos, uniendo a gentiles
con los hijos de Abrahán y preparando su reino definitivo.
Asistimos a la entronización y glorificación del Señor Resucitado, que se va
produciendo y manifestando en el ininterrumpido proceso de nuestra historia.
Confesamos que Jesús, nacido como los hombres, “de mujer”, y muerto como los
esclavos, “en cruz”, está a la derecha del Padre en el cielo, es decir, en el núcleo de
todo lo que existe, dándole consistencia.
Testigos de esta presencia transformadora, intentemos contagiar una
experiencia capaz de cambiar de signo el derrotismo, la desesperanza y la angustia
vital de nuestros hermanos.--
Con este salmo celebramos al Verbo Creador para concluir con una visión de
Cristo Resucitado, coronado de gloria y dignidad (v. 6), segundo Adán. En la
Creación actúa ciertamente el amor, pero sobresale el poder. En la restauración -
segunda creación- brilla, por encima de todo, el amor. De esta forma el salmo
dispone a la celebración ya cercana del Domingo, día en que se inició la creación y
alcanzó su cenit la historia de la salvación.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)