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Salmos diarios, Ciclo II, Año Par. Explicados
VII Semana de Pascua
Miércoles
Salmo 67, 29-30.33-36
“Reyes de la tierra, canten a Dios (…) Denle gloria al Señor”, para proclamar
“sus maravillas”. El gesto central ante la Ascensión de nuestro Redentor a la
derecha del Padre, ha de ser un canto de adoración, alabanza y bendición.
Nos alegramos al ver a nuestro rey victorioso y esperamos, que ha llegado a
su plenitud, que al final del camino de nuestra vida, contemplaremos “cara a cara,
la hermosura infinita” de la gloria de Dios. Cada vez que comulgamos con el cuerpo
y la sangre de Jesús recibimos el alimento para nuestro camino de ahora, pero
también la prenda -en anticipo- de la comunión plena en la tierra de Dios que es el
cielo, entonces le daremos plenamente gloria a nuestro Dios.
El Señor quiere que nosotros seamos suyos, y que lo glorifiquemos con una
vida intachable. Algún día vendrá, lleno de gloria. Entonces habrá terminado el año
de gracia, y el Señor aparecerá como juez de todas las naciones. Pero quienes le
hayamos vivido y perseverado fieles hasta el final no tendremos ningún temor,
pues permaneceremos de pie en su presencia. Por eso, ya desde ahora, dejemos
que la Gloria del Señor resplandezca sobre el rostro de su Iglesia porque nuestras
buenas obras manifiesten que, en verdad, Dios permanece en nosotros y nosotros
en Él.
Padre Félix Castro Morales
Fuente: http://parroquiadelasoledad.org/ (Con permiso a homiletica.org)